SILUETA DE ELLA
Por Jota E
-...por eso es que toma tanto trago, ¿no es cierto? Está más entusado que el putas... -sonaba la voz de una joven, en forma de reproche-...aysss, mi mamá siempre me dijo que era mejor no enamorarse... -suspiró para sí misma- bueno, ¿entonces qué?... ¿vamos a la cama o prefiere quedarse con su muñeca?... -terminó diciendo antes de ser besada.
Lucía se asomó a ver las imágenes del televisor, ya que sólo había escuchado la voz desde el corredor. La sala, iluminada tan sólo por la pantalla del aparato y sin apenas muebles, se tornaba atemporal y de otro mundo. Apenas se veía la silueta de Ella en medio del parpadeo de imágenes. Lucía se fijó en la joven del televisor, “sí, es una mujer hermosa” pensó, y dirigió entonces su mirada hacia Ella, su silueta. Pareció darse la vuelta:
-Es una película colombiana, de hace pocos años -parece que dijo Ella.
-Sí, es una de las últimas de Sergio Cabrera... -pensó Lucía sin decirlo. Se prendió un cigarrillo, aspiró el humo de forma intensa y se dirigió a la puerta de la calle.
El frescor de la noche le hizo sentir que tenía vida, a diferencia del aire denso y turbio de dentro de su casa. Demasiadas horas encerrada.
El barrio de El Cerrillo estaba oscuro, a pesar de que no era muy tarde. Nadie caminaba por esas calles pequeñas, estrechas y empedradas. Sólo un foquito se veía a dos cuadradas. Y hacia allí dirigió Lucía sus pasos.
Al llegar a la tiendita, una señora muy anciana le dio las buenas noches.
-Buenas noches, seño, -respondió Lucía. ¿Será que tiene aún tortas?
-Sí, mija, ¿de qué la quieres?
-Una que sólo tenga aguacate, tomate y cebolla... pero mucha cantidad, que hoy aún no he comido.
-Ay mija, claro... pero tiene que comer más, no se me vaya a enfermar...
Lucía pagó los 20 pesos, agarró la torta, y volvió por sus pasos hacia su casa. Y justo antes de llegar a la puerta, de su boca brotó una sonrisa, leve pero sincera. Pensó: “en casa me espera Ella”.