Ana Amalia, en silencio, trataba de recordar, sin ver a Ignacio, en qué mesa habían comido el año pasado. Había sido cerca de esa misma ventana, desde donde se miraba la banca en que nunca había visto a nadie sentado. Tal vez después de comer podrían salir a sentarse un rato ahí. O tal vez un día regresaría ella a sentarse sola con un libro. Mejor eso, pensó. Ya había perdido la cuenta de cuántos años llevaban yendo al mismo lugar para celebrarlo. Celebrarlo. La única vez desde el aniversario pasado en que habían estado juntos, verdaderamente juntos por más de unos minutos, fue cuando se rebalsó la pila y se inundó la cocina. Se rieron mucho ese día. ¿Hace cuánto de eso?
Ignacio también miraba a la ventana, pero nunca había reparado en la banca. Pensaba en ese incómodo momento en la mañana en que dijo feliz aniversario, Ana Amalia (no miamor) y se acercó para darle un beso. Ella, por costumbre, puso la mejilla, pero se notó su vergüenza al caer en cuenta que él pretendía dárselo en la boca. Pero cuando ella, apenada, trató de juntar sus labios con los de él, ya él había decidido mejor sólo abrazarla. Al separarse, no se vieron a los ojos y ella procedió a terminar de revolver los huevos, que se pegaban mucho usando spray en vez de aceite. Lo mismo les había pasado hace poco, el día de la boda de María José – la menor de sus tres hijos y la única nena – en que, al ver a su esposa tan hermosa con su traje sastre brillante de falda larga y el pelo gris recogido, no pudo sino querer besarla fuerte y profundo, como aquélla vez en que se escaparon por primera vez solitos, dejando a Salvador, el mayor y en ese entonces de cuatro meses, con la abuela. También la vez de la boda terminaron en un abrazo menos apretado que los que le daba su compadre Willy. Qué calor, verdad. Sí, qué calor. Más silencio.
Comían ya la paella, masticando callados. Ana Amalia, que trataba de separar la cáscara de un camarón sin ensuciarse las uñas manicureadas esa misma tarde, levantó la cabeza asustada cuando lo escuchó. Primero, sólo notó que a Ignacio, con la barbilla en el pecho, se le movían los hombros hacia arriba y hacia abajo, con un ritmo raro. No supo qué hacer y su primer instinto fue gritar para llamar a alguien. Mi marido se está ahogando. Pero no lo hizo. Ignacio levantó la cabeza y ella vio que estaba llorando. También, por primera vez, notó sus profundas patas de gallo. Tenía un grano de arroz en la comisura izquierda del labio de abajo. Las lágrimas le corrían, espesas y fluidas, por todas las mejillas. Una movió un poquito el arroz, que de todos modos se cayó cuando él abrió la boca para decírselo entre sollozos recios. Nunca lo había visto llorar así. Me hace mucha falta chimarte como antes, dijo. Ana Amalia, sin abrir la boca, buscó su mano y se la apretó, viéndolo fijamente a los ojos. No supo sonreír, pero tenía los pezones duros.
Me parece que es el mejor cuento que he leído de tí, muy bueno, excelente; sin embargo, no le encontré por ningún lado lo soez y altisonante. Se que lo quisiste basar en la palabra "chimar" pero si me atengo a tu forma de escribir, eso significa que todos tus cuentos son soeces y altisonantes, porque siempre incluyes alguna mala palabra, y no era ese el caso. Para ser un tema propuesto por tí, esperaba algo más. Ojo, esto no quiere decir que pretendía que escribieras de puta para arriba, no, pero siento que le hizo falta "unnosequeennosedonde" para poder catalogarlo como soez y altisonante.
ResponderEliminarHabiendo dicho esto, te reitero que para mí es el mejor cuento que he leido de tí.
Saludos y Feliz cumple!
Muy triste historia. Creo que me faltó un poquito de emoción en la historia, pero está muy bien contada y me gustó como usaste las itálicas. El final también me gustó.
ResponderEliminarTienes cumpleaños? Felicitaciones también de mi parte!!
También creo que es un cuento triste, pero bueno. A vos como que se te da eso de pegarle la tristeza. La cruz (a propósito de cumpleaños) pesa menos cuando se comparte el peso, jajaja. En algún momento pensé que escribíamos de manera parecida, pero acá me demostraste que sos más elevado en tus temas y lenguaje que yo.
ResponderEliminarA mi los cuentos de relaciones me cautivan. Creo que expresas muy bien las relaciones que cotidianamente vemos...tiene mucha profundidad. Te felicito
ResponderEliminarExcelente. Buenísimo. "chimar" palabra más desgraciada, es una de esas palabras que realmente me causan desprecio jajajaj.
ResponderEliminarFeliz Cumpleaños!! A poner en practica la moraleja de tu cuento pues!! jajaja saludos!
Muchades, mil gracias por los comentarios y los deseos de cumpleaños. Lo pasé genial y hoy sufro las consencuencias, pero qué alegre estuve.
ResponderEliminarCon respecto al cuento: Primero, no salió la observación de que este cuento fue entera y notoriamente inspirado en la canción EL 7 DE SEPTIEMBRE de Mecano.
Segundo, para mí, al igual que para Manu, la palabra CHIMAR es la peor, peor, peor y de verdad no la uso y me choca cuando la usan sin sarcasmo. Quizá por eso para mí el cuento sí tuvo su toque BIEN soez y para algunos no tanto...
Tercero, gracias, mi Orlo querido; a mí también me gustó mucho cómo quedó éste, pero fijate vos que, en mi opinión, el bíblico es el que mejor me ha salido para las martesadas...y creo que cabal ese fue el menos popular.
Cuarto, no creo, en absoluto, tener temas ni lenguaje más elevado que Quique. Pienso que Quique es el mejor cuentero de entre todos los que participamos.
Y por último: Nel, no chimé.
...no cabe duda que es verdad que la costubre es mas fuerte que el amor. (Diría la finada Marieta.
ResponderEliminarTu cuento me parece excelente, touching (dirán los gringos...)Nos recordas emociones que no siempre dejamos conscientes.
Sos lo maximo como artista. Felicidades!
Juan, con la aclaración sobre el origen de la inspiración, no te miento, cuando empezó tu cuento escuché en mi cabeza..."la misma mesita que nos ha visto amarrar las manos por debajo, cuida aquel rincon de siempre permanezca reservado...".
ResponderEliminarCon tu punto cuatro, me canté de la risa!. Siento mucho la no aplicación jajjaajaja.
Se me olvidó comentar también con lo de la canción de inspiración: "y no sabemos si besarnos en la cara o en los labios"...bueníiiisimo.
ResponderEliminarPara los que no la tengan presente, va la letra de EL 7 DE SEPTIEMBRE:
ResponderEliminarparece mentira
que después de tanto tiempo
por rotos nuestros lazos
sigamos manteniendo la ilusión
en nuestro aniversario
la misma mesita
que nos ha visto amarrar
las manos por debajo
cuida que el rincón de siempre
permanezca reservado
y aunque la historia se acabó
hay algo vivo en este amor
que aunque empeñados en soplar
hay llamas que ni con el mar...
las flores de mayo
poco a poco cederán
a las patas de gallo
y nos buscaremos en los ojos
por si queda algo
y aunque la historia se acabó
hay algo vivo en este amor
que aunque empeñados en soplar
hay llamas que ni con el mar
el 7 de septiembre es
es nuestro aniversario
y no sabremos si besarnos
en la cara o en los labios
y aunque la historia se acabó
hay algo vivo en este amor
que aunque empeñados en soplar
hay llamas que ni con el mar...