Cenizas
Patricia Cortez B.
-Todavía te quedan cenizas-
Le dijo ella mientras le acariciaba el cabello, no intentó limpiar la cruz que cubría su frente, él sonrió mientras la abrazaba por la cintura y besaba sus senos desnudos, “salí de misa directo a verte” le dijo y la acarició para terminar retozando un rato y luego se quedó dormido sobre su pecho, como siempre.
Despertó alarmado, era hora de salir del motelito y caminar cada cual a su casa, estaba oscuro afuera, la besó en la puerta de la casa enamorado y se fue, a pasar la noche con su mujer.
Magda le sirvió el desayuno de mal humor, olía a hotel barato cuando llegó y en un arranque de no sé qué, todavía intentó seducirla, ella se volteó con asco y lo ignoró.
-tenés roja la marca de las cenizas en la frente-
Levantó la vista y en el espejo del aparador se vio la marca rojiza de la ceniza del día anterior, -eso debe ser por tanto pesticida que le echan a las plantas, se supone que hacen las cenizas de las plantas del domingo de ramos, no me arde pero debe ser alergia a algo, no te hagás bolas, ya se me va a quitar-
Magda pensó “es castigo de Dios por irse directo de misa a coger con la amante” pero le sonrió y no dijo nada.
Del parqueo al hospital había un par de cuadras, se sentía revitalizado, cada vez que cogía con ella era como volver a nacer, pero ni pensar en dejar a la mujer, le saldría carísimo, todo estaba a nombre de ella, nada que ver con salirse de esa cárcel de lujo.
-¡Aurelio!!!-
Escuchó el grito y volteó, no conocía a aquel muchacho que se acercó de golpe y le puso una mano en el hombro, -no voltee doctor, no haga bulla que le va a ir peor, mire pues, la nena me pidió que le diera una lección, pero te ves demasiado hueco como para que le vayás a cumplir, así que, rezá porque esos cabrones amigos tuyos del hospital te puedan sacar la bala del corazón”
Escuchó el disparo y cayó al suelo, pensó en Dalila y recordó mientras todo se oscurecía, absurdamente, cien años de soledad, los Aurelianos muertos con la marca de ceniza en la frente.
Uyyyy....me erizó Patricia!
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