El Corazoncista
por Tania Hernández
Moreno, delgado, de rizos suaves y mirada azul. Pasó, rozándome apenas y, sin que yo me diera cuenta, me robó el corazón. Lo busqué, puse una demanda. Pero nada. Ni rastro del bendito corazón. Me convencí a mí misma que había sido lo mejor. Al fin y al cabo después de lo de Manuel, me había dado tanto miedo volver a usarlo, que ya estaba medio oxidado. Un día, paseando por el mercado, vi un puesto que tenía uno muy parecido al mío. – Pruébelo, Seño, sin compromiso – me dijo el vendedor. Me lo puse con mucho cuidado. Acabando de ponerlo en su lugar me di cuenta que el vendedor era moreno guapo, delgado, de rizos suaves y mirada azul. El corazón saltó en mi pecho y rechinó de emoción. – Lo encontré – dije emocionada, mirándolo a los ojos – es mío. –Sí – dijo el muchacho – y hace mucho que la esperaba -. Lucía una hermosa sonrisa sobre el rostro. También era robada. Aparte que de lejos se miraba que era falsa. Abracé con fuerza mi corazón y, sin mirar atrás, salí corriendo.
Eeeeeehhhhh!!!! Ya puedo comentar =)
ResponderEliminarMaravilloso relato =) Me gustó mucho lo de la sonrisa robada, y además falsa jajajaja =D También el momento del reencuentro con esa maquinita de sístoles y diástoles. Qué bueno que te fuiste con tu corazón!!!
que lindo relato, menos mal que tu no nos fallas. Creo que de los tuyos es de los más suaves, y tiernos...gracias Tania por compartir. A la próxima me sumo.
ResponderEliminarGracias chicas. De algo me sirvió el encuentro cercano del tercer tipo con un carterista. ;) La próxima semana les toca a ustedes.
ResponderEliminarUn abrazo! (Tania)
Me encantó Tania. A veces intercambiamos tantos cuerpos como corazones que se olvida ver más allá de lo superficial. Un abrazote
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