variopinto

variopinto

FIESTA DE GUARDAR

FIESTA DE GUARDAR


Olga Contreras
Yo consideraba los aniversarios de aquella media decena de encuentros una fiesta de guardar, de guardar mi semblante generalmente feliz, para ponerme el manto de la nostalgia –tejido a pura fuerza de recuerdos- que me envolvía como la niebla en la madrugada, me poseía, me invalidaba y lograba arrancarme de cuajo los pocos momentos de lucidez que me quedaban y que me hacían querer olvidar todo eso que debía olvidar.

Ironía pura, el único hombre –o persona en realidad- con la que podía ser yo misma, no podía ser mío. Y es que el problema radicaba en que siempre vivimos en el futuro, en las sonrisas prometidas y momentos por amar; y muchas veces en el pasado, en el tiempo que ya no es...pero nunca en el presente.

Siempre me arrepiento de los adioses, del cansancio que me venció y me dormí en tu pecho, de los minutos que pasaron tan rápido, de haber llegado tarde a tu vida; me arrepiento de haber desperdiciado sueños en otras pieles, de no poder cambiar mi esencia y convertirme en sangre para correr libremente por tus venas.

Incluso las fiestas de guardar necesitan música y mi clase de tonadas son esas sonrisas roncas que se te escapaban sin que te dieras cuenta siquiera y los gemidos que sacabas de mí con una facilidad asombrosa.

Fiesta de guardar. Guardo mi ser sin vos y sobre todo guardo en una ilusión toda la satisfacción que ha de venir.

1 comentario:

  1. Fiesta de guardar, dícese del día en que hay obligación de oír misa, en este caso la misa está llena de deseo.
    Veloz primer párrafo que te atrapa, frustante el segundo, arrepentido tercero, sensual cuarto,y final sin fin. no se si es frustante o esperanzador, en todo caso bien escrito. (a mi parecer maestra)

    ResponderEliminar