HUELLAS CHIQUITAS
Por Elenanura
Un
blanco incandescente cubría la calle. Había nevado en abril como si de enero se
tratara. Tú caminabas a mi lado dejando hoyitos en la colcha blanca que vestía
las aceras. ¡Qué frió tengo! me dijiste. ¡Arrímate! Y tu mano entró por debajo
de mi suéter. La sentí tibia en mi espalda a pesar de los cero grados. Fue un
cambio brusco de temperatura el que tu tacto me produjo. Hay que ver, pensé,
este debe de ser el cambio climático del que tanto hablan.
-Cuéntame
cómo fue. Te dije como si todo siguiera igual y la temperatura no hubiera
ascendido diez grados en mi piel
-El
aire era denso, poco y caluroso. La luz escasa, amarillenta y tenue. Tras una
cola de gentes silentes llegué hasta la Monalisa. Era chiquita, una carita tras
un cristal de seguridad en la que la habían amparado. La joven miraba a todos
lados. Su imagen era como la de los libros, igualita. Sólo que yo me la
esperaba enorme, y sentí la decepción en los rostros de los que estaban a mi
lado. Treinta minutos para ver un original que me había roto el encanto de mi
memoria, aquella imagen que tanto viajó bajo el brazo de su autor. Y entendí
entonces lo posible de tanto traslado. Algo tan pequeño era fácil de
transportar. Siempre me imaginé a Leonardo con un tremendo cuadro a su espalda,
cargando aquella imagen por doquier, inseparable compañera de su labor durante
tantos años. Y allí estaba, ¡que poquita cosa!
Luego,
cuando hube superado la impresión de su minuto tamaño, pude realmente mirar el
rostro de aquella mujer enigmática. Con su ausente vejez, y su juventud
congelada, a la que el autor había protegido, dejando inmortales sus rasgos
suaves y serenos.
Lo
curioso es que de eso hace ya más de diez años, de aquella visita al museo. Y
si me preguntas por cualquier otro cuadro que yo pudiera recordar, verías lo
blanco que se quedó ese archivo de mi memoria. Curioso ¿no?, tan chiquita y es
la única de la que conservo su imagen.
-Sí
a veces pasa. Las cosas pequeñas son las que más huellan dejan.
Ese cambio climático, qué bien me hace...Si se puediera comparar, tus relatos serían de terciopelo y seda.
ResponderEliminarQUE LINDO, A USTED LE GUSTAN LAS PRENDAS LO QUE A MI SUS COLORES. BRINDO POR ELLO.
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