Siete punto cinco
por Olga Contreras
Habían llegado al matadero y no precisamente como ovejitas. Más bien como lobos dispuestos a ejercer su amor semanal entre sábanas que sólo conocían historias como la de ellos.
Pero esta vez era diferente, los dos tenían noticias para compartir pero que decidieron guardarse a modo de after party. Él, que su esposa estaba oliendo el rastro y que la cosa iba a tener que enfriarse. Ella, que de tanta calentura su horno iba a dar un fruto.
Las cosas sucedieron como estaba previsto: un beso por aquí, una caricia por allá, gemidos por doquier. Tan en sincronía pensaban que estaban, que sus egos se inflaron cuando sintieron que el mundo mismo se movía y se estremecía al compás de su pasión.
- Bueno, al menos alguien murió feliz- decían entre bromas los bomberos encargados de sacar los cuerpos de aquel motel devastado por el terremoto.
Sus relatos todos bonitos y poéticos. Me gustó y mucho! LUNA
ResponderEliminarMaestra cómo me recuerda una escena de ·Como agua para chocolate. y es que el amor cuando es pasión quema. Me encanta.
ResponderEliminarAlgunas veces he muerto...
ResponderEliminarGenial cuentito, Olga. Genial.