Buenas noches abuelito
(Por Guisela Hurtado)
Hace unos años, unas décadas nada más, yo fui como tú. Un niño interesado en los juegos; pero mis juegos no eran como los tuyos, que con esas cosas de ataris sofisticados que con solo mover la mano se mueve el muñequito de la tele y no sé qué más, no, no eran así. Mis juegos eran diferentes, para mi gusto, un tanto más entretenidos que estar frente al televisor donde nada se aprende. Bueno, en mis tiempos, no había televisor, apenas lo estaban inventando. Y cuando lo inventaron, no era como los de ahora de control remoto y de pantalla aquí, pantalla no se cómo. Uno tenía que levantarse a darle vuelta a los canales, que en aquél entonces, no era como ahora que habían muchos canales, uno no más. Y recuerdo que era cine mudo. Sí, aquellos tiempos.
- ¿Cómo que cine mudo, qué es eso abuelito?
Cine mudo mijito, los actores no hablaban, solo actuaban. Así como haciendo mímicas y esas cosas y uno tenía que ver qué era lo que trataban de decir, pero era cómico verlos actuar, no como ahora que prende uno la tele y todo es ver muertos y como se disparan y, hasta las caricaturas que vos mirás son de violencia. Ja, si en mis tiempos nos agarraban viendo algo de eso, nos daban una chicoteada, que para que te cuento. Todavía recuerdo una vez que mi mamá nos encontró con los amigos de la escuela queriendo hacer una pistolita de madera, con la misma madera nos dio en las manos para que dejáramos de estar pensando en babosadas. ¡Ay, pero eran aquellos tiempos!
- ¿Y entonces abuelito, qué jugaban ustedes?
Ah sí, es que en eso estábamos, ya se me había olvidado. Pues nosotros jugábamos a las escondidillas y a la tenta, todavía recuerdo aquella canción para ver quién la llevaba: zapatito cochinito cambia de pie. Ah era alegre. Y ahora que ya ni caminar puedo, porque con este dolor de rodilla que tengo, ni ganas me dan. Y vos patojo, en lugar de andar caminando descalzo, deberías de ponerte las pantuflas, porque después te van a doler los huesos y te vas a estar quejando. Es que no hacés caso. En mis tiempos, uno no hacía caso y ya ya lo castigaban a uno.
- ¿Pero seguime contando abuelito, qué más jugaban ustedes?
Ah sí, ya se me había olvidado. Fijate que nosotros jugábamos en el jardín de cazar caracoles y cochinitos. También me acuerdo que a tu abuelita le gustaban mucho las luciérnagas. Ay Dios, pero esos animales ya están escasos ahora, ja, antes vieras como habían de esos bichos que volaban y encendían su lucecita. Me acuerdo que tu abuelita jugaba con sus amiguitas, la Tefa y la Carmencito a hacer pasteles de chocolate.
- Mmmm, chocolate de ese Hershey’s que me gusta.
No mijito, ellas decían que eran de chocolate, pero eran de barro, de tierra. Ellas hacían su propio lodo y de allí sacaban figuras y hacían sus pasteles y sus galletas y las servían en hojas verdes verdes. Ah tu abuelita, con eso pasaba horas de horas y ahora mirala, siempre metida en la cocina viendo qué nos prepara.
- Abuelito, y cuando yo sea grande ¿tu vas a seguir recordando estas historias?
Hay mijito, qué mas diera yo, pero mientras eso pasa, te las seguiré contando una a una cada noche que te acueste a dormir. Buenas noches mijito.
- Buenas noches abuelito. Te quiero.
Tan viejo estoy yaa??!! Pero si yo jugué con todo esoo!! pff...
ResponderEliminarCreo que como a mi se me hizo tan familiar todo lo que cuentas, no fue una gran sorpresa leerlo pero seguro que para las nuevas generaciones ya es un cuento realmente de abuelitos.
Me gustó el hecho de que en la misma cotidianidad de unos se pueden encontrar las historias fantásticas para otros.
Otra cosa que me gustó fue que buscaste un lenguaje de acuerdo a un abuelo hablándole a un nieto.
Al principio me parecio que habían muchas comas y hacen muy pausada la lectura.
Saluddos!
ajajajja....hay que ver Manu que muchos de los abuelos jóvenes tienen unos cuantos añitos más que tu y yo...jajaja...Gracias por tu comentario, tomaré en cuenta lo de las comas!
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