variopinto

variopinto

CHENCAS Y CAFÉ

Chencas y Café
Denisse Comte
Nuevamente cae la noche, la oscuridad invade cualquier rincón hacia donde dirijo la mirada. Enciendo un cigarrillo y este junto con una taza de café se han vuelto mis compañeros nocturnos una vez más. El sonido de las bocanadas de humo que salen de mi boca se vuelve uno con mis pensamientos. No se escucha nada más que el retumbo de mi mente maquinando en este silencio tan profundo.
Los recuerdos me invaden, no me dejan ni un segundo. Me encierro en un cuadro pintoresco, filosofando conmigo misma como suelo hacer cada noche cuando la luz desaparece.
Nada parece congruente pero todo parece tan lógico a la vez, me ahogo en un mar de reflexiones que no me llevan a ningún lado más que otro callejón sin salida en la divagación.
Lentamente y de manera pausada inhalo el último suspiro de aliento de mi fiel compañero exhalando y sacando el humo junto con la idea de que la soledad no es tan mala si se sabe aprovecharla al máximo, el cual no es mi caso esta noche.
Pisando la colilla con un aire de melancolía me despido de mis amigos incondicionales dando un último gran sorbo a esa taza que me deja en completo asedio con la luna, esperando ansiosamente otro encuentro de inmensa ambigüedad en completo desamparo y aislamiento del mundo real.

2 comentarios:

  1. Bienvenida Denisse. Excelente descripción, a ritmo lento. Muy bueno

    ResponderEliminar
  2. Melancólicamente y meditativamente bueno. Se puede saborear, lentamente, como una buena taza de café.

    ResponderEliminar