IN YOUR EYES
Poema por Gerardo Gálvez
(Inspirado en la canción de Peter Gabriel)
Tu mirada le dio a luz mil veces a mi realidad, de forma que salir a mi nueva vida, me pariste de piel avellanada, como tus ojos.
Con ese emplasto orgánico de tus párpados me cubriste.
Sanaste mi alma, sin Salmos, sin Predicas, sin Oraciones…
Con tu mirada la sanaste, aquella que tenés de malicia, la de “pérdida”, la de dulzura cuando mirás a nuestros hijos dando toques a nuestra existencia.
Tu mirada es mi refugio, y todas las fronteras de mi existir marca ella.
Con esos ojos inmensos llenos de sorpresa ante las nuevas mañanas que visitan nuestra alcoba cada día.
Los ojos que perfuman con ver… perfuman todos los rincones.
La mirada de entrega, de éxtasis, de decirme “adiós” cuando no se debe.
Y cuando mirás para encontrarme, y a veces no estoy allí…
No estoy allí, para saborear de lejos el giro de tus ojos.
Y mi vida se apaga cuando cerrás tus parpados, y vuelve a encenderse cuando los abrís…
La resolución de todas las búsquedas sin fruto… está cuando me respondés mis titubeos.
El “ Shangri -La” de mi fe, aquella que es inmortal y eternamente joven.
Tu mirada que mata, aquella que me parte y me enciende.
Tu eres tu mirada, y sin ella, eres más…
Eres carne, deseo, amiga , silente entre mis dudas,
Para entregar la definitividad de tu mirada arqueada por tu sonrisa, poblada de dos agujeros distanciados en tus labios.
Agradezco cuando me ves, porque brillo, lucho, sudo…No dudo con la luz impecable que reflejan tus retinas.
Lo que es eterno, lo tenés en tus órbitas, eterna verdad, con el condimento de tu amor.
Que más puedo pedir cuando suplicante me haces aquella enfocando lo que anhelas, lo que deseas, lo que esperas.
Y en esta noche lluviosa, busco, desesperadamente la busco, y la encuentro en su lecho, tranquila, placida, etérea…
Que sin ella, te amo también, cuando la visita la noche y se siente frio y no hay mas silencio que el que puebla tu respiración.
Y nada más que ansiar que abras tus ojos para que la vida vuelva con su sabor de veintitantos años de amarte como te amo.
Y nada me pone tan mal, cuando tus ojos se rinden a las lagrimas, entonces quisiera ser quien se sumerge en ese liquido salino , y en un manantial cristalino se bautiza, se redime.
Quisiera, en ese momento, desterrar a tus lagrimas, para que en exilio de la felicidad se queden, lejos de este momento preciso, instante perfecto, en que abres uno de tus ojos, y me dices:
-¿Estas allí? Tomate las pastillas de la presión- Y regresas a tu sueño mientras yo te deseo.
Inundarme de tu mirada, ante la lluvia misma de tu entrega, me acompaña cuando pronuncio tu nombre y vengo del trabajo, y te encuentro allí, recostada en nuestro lecho.
Si tu mirada me parió, que ella me fulmine, que me acompañe al final de mis días, cuando reposes tus labios en mis ojos, y me digas:
-Lleváte mi mirada, para robarte todos los cielos y esperarme en el atardecer-
Eso para colorear los celajes de tu mirada bella…
Bienvenido de regreso y qué regreso! Escribís mejor poemas que cuentos. Si tuvieras la oportunidad metete a un curso de métrica y técnica. Te felicito!
ResponderEliminarHola Gerardo. Esto es una declaración de amor. De las más hermosas que he leído. Creo que sólo puede escribir así alguien que está enamorado hasta la médula. Amor sentido, amor vivido, amor de cada día, amor sencillamente amor. Felicidades. Y coincido con Olga, a mí también me gustan más tus poemas. Son palpitantes, te atrapan en un desborde de emociones. Vivos. ¡¡Guau!!. ¡¡Chapó!!. (Una cosita que me dijo la “maestra”, ojo con las faltas)
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