OH, YES, I´M A GREAT PRETENDER
(Por Juan Pensamiento)
Tres y media de la mañana. Su amorcito acaba de llamarle, muy cariñoso (y todavía más borracho), diciéndole que le quiere mucho y que en un rato llega a casa, que está con sus amigos pasándola muy bien y recordándole a cada momento; le dice que quisiera que estuvieran juntos. Mientras se asoma a la ventana a ver si viene algún carro, pasa frente al espejo grande de la sala; no puede evitar quedarse viendo su propia imagen. ¡Ala gran puta, cómo me he engordado!, dice otra vez. Lo ha dicho varias veces ese día, tratando de aceptarlo y restarle importancia, pese a la cara de aflicción que precede siempre a un suspiro. Cuatro menos cinco. Vueltas en la cama. Aunque se quedó en casa por voluntad propia para dormir a gusto – su amorcito sí le había invitado a salir con sus amigos – no ha logrado dormir casi nada. El miedo de siempre. Lo imagina haciéndole ojitos a alguien, esos ojitos de borrachito coqueto que le parecen tan adorables cuando no son para alguien más. Cuatro y media de la mañana. Trata de dominar la ansiedad. Si me quedé aquí, fue para estar en soledad, para poder descansar, porque le tengo confianza.Porque le tengo confianza... Tengo que aprender a tenerle confianza.Ya me pidió perdón. Lo imagina susurrándole a alguien al oído “me gustás mucho, vamos al baño”. Cinco menos cuarto. Le gana la ansiedad. Marca su número. Suena. Sí hay señal. Su amorcito no contesta. Tal vez no escuchó. No pasa nada. Le tengo confianza.Cinco y veinte. Abre los ojos. Durmió al menos un ratito. Respira profundo. Cinco y media. Le palpita fuerte el corazón. Vuelve a marcar el número de su amorcito. ¿Aló? “Hola, mi amor lindo”, dice su amorcito, en una voz de borracho tan borracho que casi no se entiende. ¿Dónde estás? “Pasé comiendo pizza con la mara, ya voy para allá, amor. Te quiero mucho, ¿oíste?”. Se vuelve a acostar. Trata de dormir. Ya viene para acá, gracias a Dios. Vueltas en la cama. Se levanta al oír un carro. No era el nuestro. Qué raro, dijo que ya no tardaba. Seis y cuarto. Su amorcito no llega todavía. Qué desconsiderado. Reprime lágrimas de rabia y preocupación. Sonaba muy bolo. ¿Y si se fue a hacer mierda? ¿Lo llamo otra vez? Mejor no, se puede enojar. Lo van a chingar sus amigos, van a pensar que soy psycho. Ya no debe tardar. Vueltas en la cama. Va al baño. Se sienta casi 20 minutos en el inodoro sin que salga nada. Regresa al cuarto y se acuesta. Vueltas en la cama. Lo imagina gimiendo, besando a alguien más. Vueltas en la cama. Oye pasar otro carro. No, no es él.Reza una oración rápida porque no le haya pasado nada. Trata de no pensar que la semana pasada le encontró un mensaje sospechoso en el celular. Le duele. Trata de no llorar. Se avergüenza nuevamente de haberle revisado el celular; nunca lo había hecho. Lo imagina gimiendo de placer. Siete y cuarto. Lo oye parquearse. Pretende estar durmiendo. Lo oye entrar directo al baño, desvestirse, lavarse. Se tarda en lavarse. Lo siente acercarse a la cama, acostarse lejos, viendo para el otro lado. Siente el olor a guaro. Pretende no sentir que también hay olor a saliva y a culo. Se levanta al baño. Somata la puerta. Llora en silencio. El borracho ni siquiera vio el papelito sobre su almohada que decía TE AMO con marcador azul fluorescente. O lo vio y no le importó. Sale del baño. “¡Dejá de hacer bulla!”, grita el borracho. Toma la llave del carro, sale al parqueo; abre la puerta. Ve las servilletas arrugadas en el asiento de enfrente. Están dobladas y pegajosas. Toma una, la huele. Semen. Siente que el corazón se le estruja. Llora. Regresa a la casa. No debo pensar mal. Debo tenerle confianza. Tal vez fue uno de los perros de sus amigos. Regresa a la cama. Lo ve dormido, indefenso. Se acerca al oído y le dice muy quedito: Te amo, mango. Perdoname por dudar...nunca me dejés. “¡Shhhhhh!” hace su amorcito, con cara de enojo.
(Cuento e ilustración de 2009)
Este cuento fue uno de los primeros que leí en este ejercicio. Muy bueno.
ResponderEliminarBuenísimo....jajaja....(pobre ilusa!)
ResponderEliminar