UNA DE VAMPIROS

Una de vampiros

Patricia Cortez

La madrugada me dijo que estaba sola, abrí los ojos justo para ver la silueta de un murcielago por la ventana. 

No pensé en malos presagios, era algo normal, en pocos minutos cantarían los buhos y la luna se elevaría para iluminar mi ventana. Eso, que era lo más hermoso de mi casa ahora se veía aterrador, la soledad, el no poder despertar acompañanada.

El sonido de los murciélagos al volar me provocó agitación, no, no soy supersticiosa, pero de alguna forma me puse a pensar en vampiros que bajaban a morder mi cuello y en lugar de asustarme me dieron ganas de que aquellos seres alados se convirtieran en un vampiro rubio y exangue que me llevara al orgasmo mientras me sacaba la vida por el cuello ¿no era eso lo que hacían todos los hombres? ¿chuparme la vida a pedacitos en trabajitos, "apoyos", comidas, hijos, dinero, y sexo?

Me enfadé con Gloria por haberme prestado la famosa novela de vampiros, ahora mi celibato se complicaba con los deseos prohibidos por vampiros de mentira y sueños húmedos.

Me dí la vuelta para no ver la luna, y entonces lo escuché, el sonido de los buhos aleteando en mi ventana. "cuando el tecolote canta..." comencé a recordar mi infancia, mis sueños dejados a la mitad, mis tardes de locura... que horror, la noche de presagios me comenzaba a dar miedo, miedo de no amanecer y poco a poco la noche fue pasando entre murcielagos, nubes y buhos.

En la mañana me sentía mal, no había dormido casi nada y seguía pensando en malos presagios, un gato negro, una escalera mal puesta y de pronto una llamada: "hola vos, ¿como estás?", me emocioné como una niña oyéndolo, lo invité a llegar en la noche y me imaginé la madrugada acompañada de él, locura total.

Me respondió lo que siempre decía: no mi amiga, nada de contaminar esto con  noches de pasión, te llamé porque necesito tu carro hoy ¿me lo prestas?.

Creo que sonreí un momento, al final siempre he estado rodeada de vampiros chupasangre.