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EN BUSCA DE LA FELICIDAD

En busca de la felicidad

María Hernández

Planteó su problema: ¿Cómo puede conseguirse la felicidad? Prosiguió a indagar: Leyó en revistas, periódicos, Internet; vio la TV, escuchó la radio, preguntó a personas de confianza. Armó su marco teórico con las ideas recopiladas por medio de sus fuentes. De allí derivó su hipótesis que sometería a experimento para comprobarla. Preparó todo para la investigación empírica. Sería un trabajo duro. La prueba: Se aplicó ese shampoo que le recomendaron en el anuncio. La modelo se veía honesta al garantizarle que el producto funcionaría dejando esos rulos impecables, haciendo juego perfectamente con la sonrisa de satisfacción que iba a surgir y que sólo un cabello bien tratado podría darle. Prosiguió a rociar su piel de la pócima mágica que muy pronto haría el efecto con olor a frambuesa, llevándola a sentirse grande, poderosa, refrescantemente bien. Usó esos zapatos de tacón que literalmente la elevarían a las nubes. Desde su nueva posición podría ver la vida más linda. ¡Ah! Y para verla aún más linda, bastaba con un toque azul en la mirada, efecto que podría conseguir únicamente con lentes de contacto. Y ya estaba la receta perfecta para alcanzar la felicidad, según su teoría fundamentada en la perspectiva de otros y otras, incluso de aquéllos y aquéllas que comerciaban con la felicidad. Sólo faltaba una semana del proceso para poder aprobar o refutar la hipótesis. La impaciencia la descontrolaba un poco, pero cómo pudo, amarró sus ganas de ver los resultados y esperó… los 7 días pasaron. Resultado final: Hipótesis rechazada. La felicidad ni siquiera asomó sus narices. Y es que ni el pelo impecable, ni esa vida de altura y mucho menos la mirada como reflejo del cielo, pudieron llenar ese vacío que carcomía su alma. Ahora a esa melancolía se le agregaba frustración. Se sintió fracasar en su labor científica. Pero quizá era hora de cambiar su planteamiento interpretativo. La explicación debía buscarla desde lo más profundo de su ser. Encontrarse con ella misma. Pudiera ser que entonces, allí se topara con la respuesta a su interrogante; dictada por sus deseos, por su esencia; despojada de las opiniones de los y las demás, defendiendo su integridad como persona. Y pudiera así, construir la felicidad, su propia felicidad, aquélla que llevara su nombre y se bordara a su espíritu con la sonrisa bien puesta.

2 comentarios:

  1. Me gustan mucho tus relatos y su estilo particular. En lo personal (muy personal) me gustaría que fueran más fluidos, te felicito.

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  2. me ha encantado!muy bueno!

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