variopinto

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Fátima


Fátima
por Marilinda Guerrero
Fátima utilizó jabón de ajonjolí con unas pizcas de pimienta como exfoliante para las  células muertas. Utilizó un shampoo de romero con hojas de orégano para el brillo del pelo. Se secó y colocó loción refrescante en su cuerpo. Volteó al suelo y observó su silueta iluminada por el arcoíris dibujado en la ventana.  Sus poros abiertos, piel morena, piernas contorneadas y busto delineado. Fátima se dio cuenta de lo hermosa que era. Se peinó el pelo. Paseó un par de veces en el apartamento desnuda, exhibía  su anatomía a las sillas y cojines, los cuales quedaron boquiabiertos al verla. Se observó al espejo y notó como su reflejo la deseaba. Ese día ella iba a salir. No le importó la lluvia. Se colocó el vestido azul con flores blancas, combinado con el collar y aretes rojos que mejor resaltaban el rosa carmín de sus labios. Fátima se pintó las uñas, de color rojo. Se maquilló y repasó la sonrisa que le daría a su novio cuando se vieran. Tomó el bolso color amarillo y colocó un perfume pequeño, su billetera, espejo y maquillaje ligero por si lo necesitaba. Tomó un paraguas que combinara con su atuendo. Salió contoneando sus caderas, embruteciendo a todos los que pasaban cerca de ella. Caminó unas cuantas cuadras, cinco a la derecha, dos a la izquierda. Paró frente al semáforo y se peinó las mechas de cabello que cubrían sus ojos. En todo el camino dejaba el olor de su perfume mezclado con la humedad del día. Llegó al punto de reunión. Entró al restaurante, sonrió al mesero Tengo una reservación a nombre de Fátima. El mesero la llevó a la mesa donde estaba ya esperándola su novio, el cual estaba en ese momento hablando por teléfono. Fátima se sentó, esperó que terminara su novio la conversación. Mientras tanto, realizó un reconocimiento del restaurante. Varios hombres la observaban y ella se sentía bella, muy bella. Terminó de hablar el novio. Ella sonrió y el, muy serio. ¿Fátima qué es ese trapo que te pusiste encima? ¡Está lloviendo por el amor de Dios!  ¿ y ese maquillaje de prostituta que llevas puesto? ¿no crees que me dá vergüenza andar con una novia que parezca pura puta barata? Fátima bajó la mirada. Te ordeno que vayas al baño y mínimo te quités ese maquillaje tan mierda que te pusiste. Lo siento, murmuró bajo Fátima. Se levantó. Fue al baño. Su paso había cambiado, sus pies tropezaban con todo, su espalda se encorvó, sus caderas se achicaron, la nariz le creció, el busto desapareció y al verse al espejo Fátima soltó una lágrima mientras se desmaquillaba para su novio. Esa tarde una tormenta azotó con fuerza en aquella región.

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