variopinto

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Para mi tu eres...la gloria.

Para mi tu eres...la gloria.
(Por Nicté Walls)
Te llames como te llames, para mi tu eres, la gloria…


Eramos jóvenes, demasiado jóvenes y desocupados…

La verdad, jóvenes, profesionales en una ciudad tan aburrida como un cementerio. Ganábamos bien, pero no teníamos a donde ir…

Rubén comenzó a invitarnos los viernes a su casa, no había bares decentes para tomarse un par de chelas y él tenía un patio grande y una casa aislada, no molestábamos a nadie con la bulla.

Era normal, unas chelas, un poco de música, bailamos, cantamos, Saco la guitarra y hacemos show…

El Karaoke funcionó unos días, luego el baile, otros la guitarra… Un día le dije a Mario en broma mientras bailábamos “vos, prestame a tu mujer” y la respuesta me asustó “ta bueno, pero la dejás satisfecha”.

Mario contó que ellos, cuando estaban en la ciudad, iban a un club Swinger, a Amalia le gustaba mucho y Mario no tenía problema con prestarla, cederla, al final, ambos mejoraron su vida sexual.

A mí me dio asco, bueno, Amalia estaba bien, pero no era espectacular, un buen trasero y chiches duras, a pesar de la edad… Ernesto en realidad se emocionó.

Teníamos dos hijos, de dos y cuatro años, la pasión desaparecía. Vi a Amalia y a Mario que parecían de lo más felices a pesar de ser cuarentones y de que sus hijos tenían 14 y 16 años.

No me di cuenta cómo pero Mario comenzó a explicar con lujo de detalles sus idas al club, Ernesto escuchaba entusiasmado, Alma, su esposa estaba rubicunda, Elena parecía comenzar a mojarse y puso su mano sobre mi pierna.

Alma se veía asustada, supuse que no podría, pero yo me moría de ganas, allí estaba Elena tan exitada y Amalia brillando, Marcos duda, pero puede ceder, al final, decidimos la fecha y el lugar.

En la casa de Ernesto, para que no hubiera vecinos curiosos, los niños se quedarían juntos en nuestra casa al cuidado de una niñera y no regresaríamos en toda la noche.

Esa noche Amalia y Mario dictaron las normas, participa el que lo desee, otros pueden ver, la pregunta quedó flotando un momento ¿Quién inicia?

Me ofrecí de inmediato, la timidez de Alma me seducía y sabía que Ernesto quería ofrecerla, era la fantasía de él, cederla y ella, siempre obedece. Elena había colocado la mano sobre el muslo de Ernesto provocándolo era obvio que él quería con ella.

Elena me pidió directamente que quería conmigo, le pedí a Alma que fuera con Marcos y cada uno tomó una habitación.

Amalia se fue con nosotros, se rumoreaba que ellos compartían jovencitas y allí salí de dudas, Alma temblaba y la voz de Amalia suave e incitante, acompañada de unas manos expertas que comenzaron a desnudarla frente a mí, Amalia la seducía para mi, hasta que la dejó desnuda sobre la cama como una virgen para el sacrificio “no tengas miedo”, decía y sus manos estimulaban su cuerpo, en algún momento vi cómo besaba el sexo de Alma que temblaba de ganas y luego me sugirió que la montara con cuidado.

Elena era una fiera, ella me desvistió, luego vimos a Mario de pie frente a nosotros y Elena le bajó el pantalón mientras yo la penetraba, ese fue mi primer trío.

La entrega de Alma me hizo temblar, Amalia veía sentada en un rincón y Alma brillaba sobre mí, nada cómo ese momento que se hizo eterno.

Un par de horas más tarde nos juntamos en el patio, más cerveza y otras cosas, volví a estar con Alma y la sentí distinta, más completa, más entregada, me gustó.

Pasó una semana y nos veíamos como siempre en el trabajo, Amalia nunca dijo nada, Elena se volvió más fogosa en casa. Yo no podía dejar de pensar en Alma.

No quería hacerlo otra vez, funcionó, nuestra vida estaba mejor, era lo que queríamos…

Mario propuso que volviéramos a hacerlo, una tarde, después del trabajo comentó que era tiempo de volver a juntarnos… añadió que esperaba que fuera como la última vez…

Alma me dijo no, luego pensé que sería maravilloso volver a hacerlo, no por mí, por ella y cómo había cambiado, el fuego comenzaba a desaparecer.

Fue el peor y mejor momento, Alma se negó a ser cedida a Mario, volvió a estar conmigo sin la presencia de Amalia, Mario dejó frustrada a mi mujer y Ernesto se quedó con Amalia que en realidad era una experta.

Debí hacerle caso a Alma, no pude dejar de sentir celos de ella y Marcos, terminé con Amalia justo a tiempo para ver a Alma disfrutar a lo grande con Marcos, ella brillaba y yo sólo tenía ganas de tocarla y me lancé a pedirle un trío que ella me negó, me sentí defraudado y solo.

Me fijé en la cara de Ernesto, su decepción, Alma se me entregaba con todo y no quería más estar con él. Decidí que eso acabaría ese día.

No quería verlos más, en el trabajo me aislaba, no hablábamos más, un mes más tarde la noticia nos enfrentó: Alma estaba embarazada.

Ernesto me enfrentó, el bebé podía ser mío, le dije que no me interesaba, aquello había sido una locura…

Pero Alma lo buscó, ella también pensaba que él era el padre, era insoportable sentir ese niño creciendo dentro de Alma y repetir mil veces en mi mente la escena en la que ella me rechazaba, no sé cómo pasó, no lo entiendo…

Me cuesta quitarme esa canción de la cabeza, nunca volví a sentir esa intensidad sexual, nunca volví a conocer a una mujer como Alma, a veces voy a su tumba y pongo la música que escuchamos esa primera vez, cuando Alma me llevó a la Gloria.

4 comentarios:

  1. De entradita, me gusta la forma en que escribiste este texto.

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  2. Ahora que lo leí completo. Me gusto todavía más. Que interesante forma de mezclar la canción con el amor.

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  3. ...me perdí en el quien con quien...pero mi imaginación voló!

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