variopinto

variopinto

RS334

RS334
(Por Olga Contreras)

¡Pero si yo tenía razón, toda la vida lo he dicho! A ver si ahora sí me creen que esto es algo que no puedo controlar ni explicar, pensaba mientras cerraba el periódico. Comenzó a revisar en el espejo su cuerpo perfectamente esculpido. ¡Mierda, esta tipa me dejó un chupón en el pecho y un arañazo en la nalga! La llamada “ganadora” irremediablemente iba a Melissa cuando no conseguía a una mejor para pasar un rato, un buen rato, él no era de esos que duraban sólo 10 minutos en la cama. A veces –casi sólo con Patricia- lograba durar hasta 45 minutos. Lo suyo era coger. Siempre lo había sido, siempre lo sería. Todo esto comenzó cuando tenía 14 años y su mamá le contrató a una puta para que lo volviera “hombrecito”. Ésa fue la única vez que tuvo que pagar por sexo.

No creía para nada en la fidelidad, en la lealtad sí creía. La lealtad era la hermana bastarda del amor. Había estado enamorado dos veces en la vida: de Silvia, su primera esposa y luego de Patricia, que comenzó como amante y pronto ascendió a más. Patricia lo volvía loco, a todo nivel, y seguía caliente por ella a pesar de haber pasado más de tres años de relaciones. Melissa se despertó, fue al baño y al regresar se acostó a su lado, se acurrucó pretendiendo comenzar la mañana con un saludo oral.

-Sabés que no me gusta coger en la mañana- le dijo, halándole el pelo y apartándola con fuerza- y te he repetido que no tenés que dejarme marcas ¡por la chingada!

Se levantó sin voltear siquiera y se fue a dar su usual ducha larga y le dio por pensar en Silvia. Realmente pensé que con una mujer como Silvia sí iba a ser fiel. Esa mujer sí que sabía su arte…me la cogía todos los días a cualquier hora, incluso en las mañanas, con regla o sin regla, enojados o tristes, hasta estando ella embarazada de casi 9 meses ¡Ala puta! Ya hasta se me había olvidado que las dos veces le había provocado el parto. Pero la racha de fidelidad como de tres años se perdió gracias a un par de gringas que querían un threesome con él, y él quiso y de allí ya no pudo parar. Ahora ya de viejo se le ocurrió casarse de nuevo con Luisa. ¡Qué mula! ¿Cómo me fui a casar con ella? De que es la más bonita, es la más bonita, qué cara y qué cuerpo, pero es un dolor de huevos…que irónica es la vida: no le gusta cómo me la cojo; todo le duele, todo le molesta, no me deja hacerle nada…Después que no se queje que necesito otras tipas. Salió de la ducha y vio que Melissa estaba vestida y bastante “entrompada”.

- Mujer, ya sabés como soy, no me vengás con babosadas ni caprichitos- le dijo. Ella salió y somató la puerta de su propio apartamento. Ay dios, ¡más se perdió en la guerra! Tenía hambre y fue a la cocina, no había café, ni pan, ni manzanas, nada. Por lo menos pudo haber hecho café antes de irse, qué desconsiderada. Patricia me hubiera hecho un desayuno de rey. Pensaba en Patricia y la sonrisa estúpida se le estampaba en la cara y hasta suspiraba. Y eso que ya me agarró viejo…me agarra joven y ya le hubiera metido un par de hijos.

Agarró el periódico y se lo llevó. En lo que calentaba su carro, releyó el artículo: “Al final, puede resultar que engañar a la pareja sea simplemente cuestión de tener o no un gen. Al menos, en los hombres. Y tiene un nombre, la variante del alelo RS334, que la ciencia acaba de encontrar. Esta mutación es un enlace directo entre los genes del hombre y su aptitud para la monogamia.” Seguía el artículo dando las especificaciones técnicas. Se lo iba a dar a Luisa, ella era científica y se jactaba de eso; su frase favorita: “Con los hechos científicos no se discute”. Bueno, entonces la discusión estaba por terminar, eso de ser infiel es genético, es algo natural.

-Patricia, me muero por verte ¿podrás escaparte a mediodía?- dijo rápidamente mientras salía del parqueo.

1 comentario:

  1. El sexo es sagrado. Todos tenemos ese gen, porque más como una pulsion post matrimonio, es la primera sensación de libre albedrio en el hombre y en la mujer. Au revoir!

    El cuento tiene una forma original de empezar con una afirmación. Luego un breve curriculum de sus peripecias y finalmente el número del gen. Cyborg entre Ci-fi. Me llaman la atención las palabrotas, parecen de un patojo del Don Bosco aprendiendo a insultar con un marero de la zona 18. Todo comunica una experiencia catártica como un entre sueño. Podria decir que es un link a un estado de la memoria.

    lester o.

    ResponderEliminar