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La otra historia del halcón y la luna

La otra historia del halcón y la luna
(Por Rodolfo de Matteis)

Érase una vez una princesa infeliz. Para su padre, un rey tirano, ella existía solo para dar a luz a un heredero varón, y la vida de la pobrecita desde niña era atender desfiles de pretendientes. Ya que ella nunca veía la llama del amor en los ojos de ninguno de ellos, ni oía a su propio corazón latir fuerte, decidió de ser fea, tan fea que nadie la pudiera querer. Se retiró a la sierra al viejo castillo de la familia viviendo sola, comiendo poco y mal para aparecer flaca y enferma, sin bañarse ni peinarse para devenir horrible, sin gozar de la luz del sol para presentar una palidez de cadáver, sin nunca hablar así que su voz de por sí melodiosa se mudara en una cavernaria.

En verdad no vivía completamente sola si no con una manada de perros enfermos de SIDA que quería mucho y cuidaba y les cocinaba el rico manjar que se denegaba a si misma. Tanto sufrimiento no podía no atraer la bruja malvada que se alimenta de dolor, y la hechicera la torturaba aún más con sus horribles palabras que la princesa, convencida de estar sola en el castillo, equivocaba con sus propios pensamientos. La otra cosa que ella escuchaba era el continuo borbollar y el toser de una voz que venía de su jardín y que parecía la de un hombre que estaba ahogándose; y fue por eso, ya que su ánimo seguía bondadoso a pesar de las apariencias, que un día ella se decidió a salir y descubrí que el gemido provenía de una especie de isla podrida en el medio del lago del castillo. Mirando bien se dio cuenta que se trataba de la cabeza de un hombre casi hundido completamente y que el lago mismo no era otra cosa que el fruto de sus lagrimas mientras él seguía llorando y gimiendo. Ella empezó a gritarle de salvarse la vida y cuando él vio la luz esplender tanto en los ojos de la princesa interrumpió de una vez su antiguo llanto, decidió vivir y se levantó.

Cuando los dos se encontraron cara a cara en sus ojos estalló la chispa del amor. Pero él se sentía sucio y apestoso cubierto de algas como estaba y corrió a lavarse en el río antes de acercarse a su amada; ella no comprendió porqué después de tanta espera él no la abrazaba y en ese momento la bruja malvada aprovechó para decirle mil mentiras e instalarle en el ojo derecho una webcam, así que cada vez que ella veía al hombre veía a un monstruo macho aprovechador según los videos que proyectaba la hechicera, y esto causó otra temporada de sufrimientos para los dos. Pero el verdadero amor es más fuerte que las mentiras y por fin un día la princesa decidió de creerle solo a su ojo izquierdo, el del corazón, y así se entregó toda en los brazos de su príncipe azul.

Al entrelazarse sus cuerpos en el amor los dos de inmediato bosquejaron en dos direcciones opuestas: ella se transformó en un halcón e hizo lo que hacen los halcones, y él en un lobo e hizo lo que hacen los lobos. Todo el reino fue feliz cuando en el cielo voló el halcón, que era el emblema del país y que desde hacía mucho no se veía, y todos supieron que iba a regresar la buena suerte, como de hecho pasó. La bruja malvada desapareció y las abuelitas empezaron a contar a las niñas y los niños la leyenda de que un lobo terrible se la había comido y que él sigue siempre cuidando las fronteras para que los seres malvados lo piensen bien antes de intentar meterse en el feliz reino del halcón.

Los dos no siempre viven en su forma animal y, ahora que gozan de su verdadera naturaleza, cuando son humanos son serenos, fluidos y trabajan incesantemente por el bien de todos. A veces los dos se encuentran, quien sabe cuando y donde, y lo que hacen juntos no se puede saber, y por cierto sus ojos brillan, y se transforman en halcón y lobo y viven su libertad en el espacio infinito y están agradecidos por el asombroso don que se hicieron una al otro, por la vida que le regalaron sus padres, y el mundo entero goza de esta dicha.

De los perros enfermos de SIDA algunos fallecieron, otros sanaron y otros viven felices para siempre.

5 comentarios:

  1. Me gustan mucho las historias en las que entra a verse el instinto animal. Seres que se convierten en animales y son a veces hombres.
    Eso sí, me quedé con la curiosidad de qué era exactamente lo que hacían el halcón y el lobo cuando se encontraban. ;-)

    Lo de los perros con SIDA, no sé, me parece que no aporta nada a la narración, en mi opinión se podría prescindir de ellos. La historia del halcón y el lobo es suficientemente interesante en sí.

    Saludos.

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  2. Hola Rodolfo! Aunque me pareció un poco perturbador (casi como película mexicana del nuevo cine), me pareció buenísimo y no lo pude soltar. Me encantó. Pienso igual acerca de los perros con SIDA...esa frase por sí misma tiene una gran dureza.

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  3. no se si viste la pelicula "La Historia del halcon y la luna" con Rutger Hauer y Michelle Pfeiffer.. basada en una leyenda de mi tierra, se la recomiendo como cuento de hadas, seguro mejor que el mío...

    ¡que honor ser parecido a las peliculas mexicanas del nuevo cine, gracias!

    un amigo muy querido me dijo: esta historia no se la leeeria a mi hija!!!

    yo sí... yo creo que la realidad sea mucho más perturbadora y dura....

    ... de unos pobres perros con Sida, imagen poetica y simpatica para mi vision loca, creo que no asuste como un lobo feroz y todo por el estilo...

    me pareció un buen signo que justamente ayer aquí los diarios relataron la noticia que la ONU declaró ganada la epidemía de sida (teoricamente o sea si dan gratis los nuevos medicamentos a todo el mundo, Africa en primis)

    es esta mi intención, después de ver vari@s amig@s murir por eso, que también es@s infectad@s y presentad@s como maldid@s:
    "viven felices para siempre."

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  4. Claro que la ví...hace varios varios años...hermosa película, en realidad!!! Si, concuerdo con usted en lo duramente poético de la imagen de los perros con SIDA...Feliz noche!

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  5. acerca de la transformación de hombres en animales y revés puedes ver Ixmú este video mío tomado en el desierto sagrado de Wirikuta: http://www.teatromagico.us/performance/Lycos.html

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