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EL CORAZONCISTA

El Corazoncista

por Tania Hernández

Moreno, delgado, de rizos suaves y mirada azul. Pasó, rozándome apenas y, sin que yo me diera cuenta, me robó el corazón. Lo busqué, puse una demanda. Pero nada. Ni rastro del bendito corazón. Me convencí a mí misma que había sido lo mejor. Al fin y al cabo después de lo de Manuel, me había dado tanto miedo volver a usarlo, que ya estaba medio oxidado. Un día, paseando por el mercado, vi un puesto que tenía uno muy parecido al mío. – Pruébelo, Seño, sin compromiso – me dijo el vendedor. Me lo puse con mucho cuidado. Acabando de ponerlo en su lugar me di cuenta que el vendedor era moreno guapo, delgado, de rizos suaves y mirada azul. El corazón saltó en mi pecho y rechinó de emoción. – Lo encontré – dije emocionada, mirándolo a los ojos – es mío. –Sí – dijo el muchacho – y hace mucho que la esperaba -. Lucía una hermosa sonrisa sobre el rostro. También era robada. Aparte que de lejos se miraba que era falsa. Abracé con fuerza mi corazón y, sin mirar atrás, salí corriendo.

4 comentarios:

  1. Eeeeeehhhhh!!!! Ya puedo comentar =)
    Maravilloso relato =) Me gustó mucho lo de la sonrisa robada, y además falsa jajajaja =D También el momento del reencuentro con esa maquinita de sístoles y diástoles. Qué bueno que te fuiste con tu corazón!!!

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  2. que lindo relato, menos mal que tu no nos fallas. Creo que de los tuyos es de los más suaves, y tiernos...gracias Tania por compartir. A la próxima me sumo.

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  3. Gracias chicas. De algo me sirvió el encuentro cercano del tercer tipo con un carterista. ;) La próxima semana les toca a ustedes.

    Un abrazo! (Tania)

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  4. Me encantó Tania. A veces intercambiamos tantos cuerpos como corazones que se olvida ver más allá de lo superficial. Un abrazote

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