variopinto

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Agua Tata


Agua Tata
Nicte Walls

oía el poema en su memoria, "agua tata, agua nana" y no recordaba más que ese verso, ni de quien era, ni quien lo declamaba, el calor la hacía enfurecer mientras intentaba culpar a las hormonas (que en realidad no tenían la culpa) de sus sudores y miraba hacia su escote el minúsculo charco que se formaba entre sus grandes pechos todavía turgentes.
El calor seguía comiéndosela viva, en su oficina con aire acondicionado, no hubiera pasado esto, se culpaba por estar en trabajo de campo (como si tuviera que hacerlo) tratando de engatusar al joven gerente que no le lanzaba ni un mal chiste, pero se lo traía entre ceja y ceja y se había propuesto terminar de ser la jefa comprensiva y convertirse en la viuda negra que todos decían que era, luego de 3 matrimonios y sin hijos, la cama le quedaba grande y solitaria.
Se sabía bien la historia del muchacho, una esposa joven y bonita con gustos demasiado caros, sabía de los gemelos recién nacidos y de la secretaria que se estaba tirando, era un bocado fácil, y lo entendió cuando lo vió caminar hacia ella con un par de botellas de agua helada que había conseguido quien sabe donde en este pueblito tierroso, en la platica de la tarde se puso de condición para seguir con el trabajo.
Amanecieron en el único hotel que tenía aire acondicionado, ella agradeció su edad y la pericia demostrada, desayunaron y partieron al siguiente pueblo terroso que les quedaba en el camino, ya satisfecha el calor había disminuido y la sensación de camaradería se había ido, no hablaron por el camino, les tocaba atravesar unos kilómetros aislados, cuando ella vio la columna de vapor del radiador, mierda, a las 11 de la mañana, sin señal del celular.
El ofreció ir por ayuda, caminaría un poco, llevaba agua y le dejó una pequeña botella con agua, no se molestó en darle un beso, lo rechazó como quien ya no tiene ningún interés, quería regresar a la ciudad, nada más que eso.
Pensó que regresaría pronto, así que se sentó a esperar adentro del carro, el calor seguía subiendo y se quedó dormida, despertó para ver el sol todavía arriba, se tomó la botella entera y se lavó la cara con el resto, no podía tardar más, el pueblo estaba a 10 kms, se volvió a recostar y se quedó dormida.
cuando abrió los ojos era de noche, el frío se sentía fuerte, el chavito no había regresado y no había luna, se puso el sueter y entonces se dio cuenta que no estaban las cosas de él, lo maldijo mientras esperaba la mañana, si, lo iba a despedir y vería quien era ella, por ese camino alguien tendría que pasar...lloraba quedito mientras repetía "agua tata, agua nana" esperando el amanecer.

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