El viaje
Por Tania Hernández
Yo les pedí un huevo y
me lo trajeron revuelto con jamón y queso. Dijeron que en mi “última cena” no
me iban a dejar comer huevo crudo y se rieron de mí. Yo lo quería para saber si
estaba libre del mal de ojo y de cualquier otra mala vibra, ver si podía
despedirme de este planeta con la tranquilidad de que no dejo a nadie
deseándome el mal. Pero eso no se los iba a decir. Ya sé que es un ritual
absurdo, más aún es esta situación, pero que querés. Lo de la abuela se
convirtió en maña y ya no me la puedo quitar. Pero no me iba a comer un huevo
crudo. Hay que ver que aquí a los “hispanics” nos creen capaces de todo. De todo
lo malo, se entiende. En fin, que no me comí el huevo. Ni vos ni yo soportamos
los huevos revueltos desde aquel día en que la abuela nos obligó a comer unos
casi podridos mientras nos miraba rabiosa con el chicote en la mano. Qué
carácter tenía la abuela. Dicen que yo lo heredé y que por eso estoy aquí. Pero
no te creás. A pesar de todo tengo miedo. Los viajes son siempre algo extraño,
porque uno va hacia algún lado, pero se aleja de otro. Y esta vez más.
Hermanita, no quiero
que te preocupes. Mañana mismo ya seré un punto en el firmamento y si vos te
concentrás mucho, tal vez hasta logres verme en una noche despejada. Vos
heredaste los dotes de hechicera de la abuela. Y lo bonita. Ve pues, ya me puse
nostálgico. Pero no voy a llorar porque después, con el traje espacial se
acumula mucho la humedad.
Bueno, me voy, pero
antes ... ya sé que ninguno de nosotros es creyente, pero solo por esta vez te
quería pedir que reces por nosotros. Reza lo que sea y a quien sea, no importa.
Te prometo que te mandaré saludos, cada vez que hablemos a Tierra. Espérame. A
diferencia de papá, vas a ver que yo sí vuelvo. Está escrito en las estrellas. Y si no, lo
escribiré yo.
Es uno de mis peores cuentos, lo sé, pero prometo reescribirlo. Era solo para no dejar de participar ;)
ResponderEliminarSaludos,
Tania