NO SE ACEPTAN
DEVOLUCIONES
Olga Contreras
-Disculpe...quiero
devolver un sueño.
- ¿La razón?,
preguntó sin siquiera quitar la mirada de la maraña de papeles apilados en su
escritorio
- Me lo destrozaron
-¿Se lo destrozó
alguien más o usted lo arruinó? -su tono indiferente y burócrata me hizo querer
agarrarlo del cogote ahí mismo.
- ¡NO! primero me lo
arrancaron, luego lo mancillaron, lo descuartizaron y no quedó nada más que
nostalgia por lo que nunca fue.
- Ajá- me dijo
mientras tomaba nota de mi dolor en una vieja máquina de escribir. Entonces,
¿quiere poner una denuncia en contra de alguien en particular o simplemente
denunciar el hecho para que quede constancia en su récord?
- No, ya le dije que
quiero devolverlo, completito, con todos sus accesorios y partes.
- Mire –se bajó los
lentes como para verme mejor- no sé si
usted sabe o no, bueno…obviamente no,
pero los sueños no tienen devolución.
- ¿Cómo que no?
¿Desde cuándo?
- Desde siempre,
desde que se crearon los sueños, no se pueden devolver. Los sueños están hechos
de un material que no se deshace, de hecho son inquebrantables como el
Universo.
-¿Y entonces qué
hago? Mi corazón clama justicia, mi alma está fragmentada y usted sentadote ahí
me dice tan tranquilo que no se puede devolver.
-No se aceptan
devoluciones, pero sí le puedo dar un cambio.
-¿un cambio de
sueño? ¿Y cómo puedo cambiar un sueño por otro?
-Es lo más fácil del
mundo. Sonrió con serenidad. Al sellar mi expediente, el eco se oyó por toda la
oficina. Una inmensa paz me abrazó mientras lo oí gritar ¿Quién sigue?
Señor relato, me lleno de paz, el tema regio. ¡Felicidades Olga Contreras!
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