Perdida
Ingrid Sofía Escobar
¡Diablos!
No los
encuentro
¡Mamá!
¡Mamá!
¿Has
visto mis calcetines rosados?
Casi las
seis de la mañana y yo corriendo para ir a la práctica de danza. Como siempre,
todo lo hago a última hora.
A
tientas, cruzo el pasillo oscuro de mi cuarto, dirigiéndome a la habitación de
mi madre.
Justo en
el momento que logro tocar su puerta me resbalo.
¡Mierda!
¡Mi pie!
Trato de
sostenerme del marco de la puerta, apenas logrando levantar mi cuerpo del
suelo. Mi mano logra encontrar el interruptor.
Al
encenderse la luz, veo los restos de lo que solía conocer como la habitación de
mi madre. Todo estaba destruído. Las gavetas de los muebles abiertas, recuerdos
rotos en el piso.
Y sangre.
Y mi
madre, atada a la cama.
Muerta.
De
puntillas, entro silenciosamente, y tomo los calcetines en una de sus manos.
Le
susurro en el oído:
¡Gracias
mamá! Sigue durmiendo, no tardaré en regresar.
Muy buen cuento, Ingrid. Un humor bastante negro :) Solo una cosa, me parecería que funcionaría mejor si no pones el "Muerta", porque la idea es que el o la protagonista no se da por entendido que está muerta, no? Por lo demás, muy bien :)
ResponderEliminarSaludos,
Tania
A mí, sí me gusta lo de "Muerta", pero definitivamente, un humor bastante negro...sin embargo, muy bueno!!! te felicito!!!
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