variopinto

variopinto

Agatha

AGATHA
( A TODOS AQUELLOS QUE MURIERON POR ESA TRAGEDIA)

Por Gerardo Galvez

Todos los señalaban cuando pasaba por la calle del Chalí.
-Alli vá Mateo, el que se salvo de las aguas del Río San Francisco- susurraban todos los pobladores.
Y como un milagro viviente o un fantasma reencarnado , le abrían paso por su camino.
Apolonia , “La Pola” su madre , al escuchar el estruendo del río furioso que se dirigía a su casa, tomó al bebé de seis meses, y en la penumbra de la madrugada lo sacó de la covacha en que vivían: Era demasiado tarde cuando las aguas del Rio San Francisco tomó paredes, techos, puertas, fotografías , historias y ropa y se lo llevo todo hacia el Lago .
Como un epilogo de la tragedia, el lodo venía atrás sepultándolo todo…
La Pola tomó a Mateo con sus brazos y lo alzó hacia la superficie para que no se ahogara. Lo ultimo que vieron los ojos de La Pola fue a su bebe a salvo, cubierto de lodo y agua, pero vivo…
Los grupos de rescate encontraron horas mas tarde a Mateo vivo y a la Pola abajo sepultada entre escombros cumpliendo a total cabalidad su instinto de madre.
Mateo se volvió con el tiempo aquel huérfano que el pueblo adoptó como su propio hijo. Le pagaron su primaria, sus tortillas, le hicieron su primera comunión, le contaron historias sobre su madre “ La Pola “ y exaltaban el heroísmo de su acto.
El alcalde del pueblo nombró a la plaza con el nombre de “La Pola Choc” madre celebrada cada diez de mayo y cada mes de junio que se recordaba la tragedia.
Del padre de Mateo poco se supo: tomo un bus al norte…por allá por Texas donde se necesitaban albañiles a precio bajo y no se supo mas de él.
Mateo no sabia a quien agradecer: Mensualmente acudía al mausoleo de su madre adornado con coronas plásticas , y una placa de bronce develada por el propio Presidente de la República.
Sentado allí, Mateo trataba de recordar a su madre, se esforzaba a recordar su voz, sus cantos, sus chiches donde se alimentaba y nada acudia a su mente …
Con una total amnesia de pasado , Mateo deambulaba por el pueblo sin oficio ni beneficio. La gente del pueblo no permitía que trabajara, y no le faltaba vestido, comida , o dinero: todo lo proveían como tratando de acallar el remordimiento colectivo de no hacer nada durante la tragedia.
Una mañana, en la Playa del Cementerio, visitando a la yacente Pola, a Mateo tuvo una revelación: Tomó su bicicleta y se dirigió a la catarata , era invierno de junio y llovía torrencialmente: Al llegar allí se desvistió, tomó un respiro fuerte y se lanzó al vacío…
En la angustia de la caída, en la certidumbre de estar cara a cara con la muerte, en la adrenalina del peligro, en la impotencia de la tragedia, Mateo recordó el rostro de su madre: Sus ojos angustiados , el aliento desesperado por salvarlo, el esfuerzo sobrehumano de sacarlo del fango y ponerlo a salvo, recordó su voz:
-M’hijo aguantá, aguantá que de esta salís, no te movás, alguien va a venir por ti- recordó como las trenzas de la Pola se hundían en el lodo, y el frío tacto de las manos de su madre , inertes al fin al momento de su muerte.
Mateo había recordado a su madre: La revisitó completamente…
AL otro día llego el Ministerio Público, el Alcalde, el Cura, el Juez de Paz y la cofradía al lugar donde el cuerpo maltrecho de Mateo se encontraba: Encontraron en su rostro la sonrisa del encuentro…
Mateo yace en la Playa del Cementerio al lado de la Pola, sin lápida y sin coronas de plástico: El pueblo se quitó un peso de encima, su conciencia ya no tiene a Mateo martillando aquel pasado que tanto les hizo ruido…

1 comentario:

  1. Linda historia. Muy actual también. Y muy triste. Encontré ciertos problemas con puntuaciones y tildes, pero con una buena revisada se le quitan. Saludos!

    ResponderEliminar