variopinto

variopinto

OLVIDOL 500

OLVIDOL 500
Por Olga Contreras


Uno pensaría que tal pastilla tendría instrucciones más alambricadas, pero no: tómese una antes de dormir pero después de cenar. Ninguna contraindicación más que la clara advertencia que el proceso para borrar la memoria era irreversible. Perfecto, eso era lo que buscaba.

-La memoria inmediata es lo primero en irse- le explicaba el doctor. Conforme pasan las horas y el sueño se hace más profundo, más profundo trabaja el medicamento. Por eso se tiene que tomar esto para dormir- dijo dándole una pastillita celeste- para asegurarnos que no despertará, pues algunos recuerdos podrían quedarse flotando sontos, sin raíz, sin continuidad, cosa que puede causar confusión.

Se tragó las pastillas y se metió a la cama.


Al día siguiente, se levantó tarde pero en total calma, con bastante modorra y lo único que recordaba eran sueños amorfos, muchos ríos de agua sucia y lodazales putrefactos. A partir de hoy cuando se encontrara con la palabra padre, en cualquiera de sus formas, lo único que vendría a su mente: la nada absoluta.

6 comentarios:

  1. No dice más de lo necesario para golpear al lector y obligarlo a imaginar. Buenísimo!.

    ResponderEliminar
  2. muy bueno Olga, y el avance es espectacular.

    ResponderEliminar
  3. Olga, que gusto leer sus relatos, tienen magia. bueno, muy bueno, ¡buenísimo!

    ResponderEliminar
  4. Dónde venden esas pastillas? Me urge una, para que la palabra amor ya no me duela. Segura que no hay efectos secundarios?


    Muy buen cuento. Me recordó de tu "quiero dormir cansado, para no pensar en ti".

    ResponderEliminar
  5. Directo, justo da donde tiene que dar, me gustó Olga!

    ResponderEliminar
  6. Gracias, Olguita, por su cuento. Muchas gracias.

    ResponderEliminar