variopinto

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Y no pasó...

Y no pasó...
Por Daniela Sánchez 


...Y recordó anoche sin quererlo que la vida sigue y que hay mucho que quiere decirle, solo que de tanto en tanto hace oídos sordos y vista ciega y la reta, como esa imagen de la bolsa flotando por el viento y vinieron  miles de imágenes efímeras, y recordó que en lo mínimo, en lo que se deja de observar por que da pereza  también hay belleza.

Esas imágenes que llenaban hace un tiempo su -ti em po-  (cuando  él dijo que le llamaba la atención saber que pasaba detrás de las ventanas, sintió un alivio cómplice) y es que llegó a pensar que era  una intrusa, un ojo intruso que se paraba en ciertas azoteas, de ciertos edificios en ciertas ciudades, tan distintas entre sí, para imaginar justamente, que estaba pasando del otro lado de la cortina, o de la ventana, ventanal o puerta... Y no era la morbosidad que la llevaba  a querer indagar que pasaba ahí detrás de las paredes que no había habitado, que seguramente no habitaría... Solía preguntarle a ciertas personas, que habían desayunado, almorzado o cenado... pensaba que el hecho que le contaran que habían comido por ejemplo, podría hacerlas más reales ante sus ojos…  

Esta gran maroma que es la vida, con los hilos invisibles que nos mueven... Y hoy ella despertó enrollada en su sillón verde, en el de él, (el cual seguramente le  recordó al sillón que solía vivir en su balcón y la acunó en noches de calor horrible en donde el único lugar en donde se podía respirar aire verdadero era justamente ahí), la última imagen de la noche niños naciendo... Y la cabeza le dio mil y una vueltas. Uffffff sintió la resaca cobrándole la factura de la noche.

 Se fue a la sala,  tragó  dos tylenol  sin agua… con lo que detesta la sensación de las pastillas en la garganta... Se tiró en el sillón de la sala, y llegó la perra a darle de lengüetazos... y  no podía ni consigo misma, solo quería vomitar y dormir, dormir, dormir completamente a oscuras.

Agarró su bolsa, las llaves del carro y se fui directo a su casa. En el trayecto el periférico zigzagueaba como serpiente y le surgieron escamas enormes como carros... Ya en su cuarto  y  por primera vez en mucho tiempo cerró los ojos y ni una sola imagen la visitó... no soñó... este encuentro nunca sucedió.

2 comentarios:

  1. A alguien de martesadas le gusta crear palabras nuevas, creo que con este defines una buena:"NOENCUENTRO". Has conseguido como si fuera un negativo de fotografía, invertir la propuesta. A mí nunca se me hubiera ocurrido. Los primeros párrafos me resultaron confusos, pero luego entendí, que era el personaje, su estado ausente, como en un sopor etílico. me gusta. gracias por compartirlo.

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  2. Concuerdo con Elena en el verlo como un negativo de una fotografía. Me costó el inicio también. Saludos!

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