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Otto y Lorenzo

Otto y Lorenzo
(Por Edy González)

Jutiapa, Jutiapa, Asunción Mita , Barberena , Santa Rosa, Cuilapa…! Gritaba Otto sin cesar, patojo de 14 años ayudante de chofer,
Jutiapa, Jutiapa, Asunción Mita, Jutiapa, gritaba a todo galillo, con su mano izquierda empuñaba el borde interior del ala izquierda de la puerta plegadiza, con su brazo derecho extendido, como quien espera un abrazo, su pierna derecha en el aire y la otra en la ultima grada de la entrada de la camioneta.

Llegan, llegan, ¡exclama Otto!
Clemencio el “Cuque” ni tardo ni perezoso suelta el embriague y mete el frenazo, cuando se trata de pasaje todo vale para el Cuque,
¡súbase doña! Yo le ayudo con el patojo…dice Otto,
¡mejor haceme la campaña de ayudarme con mis tanates mijo! Dice Nia Goya, agarrando al patojo por la cintura y subiéndolo de un envión por las gradas, casi chineado,
Lorenzo desliza las pupilas hacia abajo, imagina que todos ven como su dignidad de púbero se escapa a manos de su madre,
¡aquí mijo grita a todo pulmón, Nia Goya! Jalándolo del hombro de la camisa a cuadros de Lorenzo, trastabillando se acomoda al fondo del tercer sillón de la fila del copiloto, viendo hacia afuera por la ventana, Lorenzo escapa a la vergüenza.

A toda inercia va la camioneta con destino hacia el futuro, al que Otto llama ¡Jutiapa, Asunción Mita!

Pacayas, chuchitos, atol de elote, que le damos reina, ofrecen las vendedoras en Cuilapa…
¡vos! Yo me voy a echar un mi pishton con chirmol, ¡ya no aguanto el hambre!
Pero te lo hartas rápido, que vamos atrasados…advierte el Cuque,
De un socon, se atraviesa la bendita tortilla y con un agua en bolsa prosigue la marcha.

Mientras, en el tercer sillón, forrado de cuerina verde, Nia Goya argumentaba al oído de Lorenzo… ¡ya ves, por eso te digo que estudies! ¡Sino de ayudante te vas a quedar!
Sin pronunciar palabra, Lorenzo ensarto sus ojos en Otto y pensó… dichoso aquel, que puede ir colgado del bus jugando con el aire y diciendo malas palabras…!
A los ojos de Lorenzo no había vergüenza en ser ayudante de camioneta, mas bien todo lo contrario…
Hecho pistola iba el cuque peleando pasaje…
Subiendo la Conora , el Cuque decide rebasar a la Melva que iba adelante …
¡métele mano, métele! Exclama Oto,
el Cuque incitado apacha el acelerador hasta el fondo, timonea a la izquierda e inicia un viaje sin retorno…
Los pasajeros, mudos y expectantes veían como la curva se terminaba, pero el Cuque no terminaba de revesar, rechinando dientes y empuñando los tubos, la gente murmuraba… ¡hay Dios mió!... ,
¡Échale huevos! Alienta Otto.
En un arranque de testosterona y adrenalina, Otto habré las puertas, baja las gradas y empuña el borde exterior de la puerta;
Como de costumbre se posa en actitud desafiante a la inercia, saca la mitad de su cuerpo, el viento golpea su cara a mas de 100km/h,
El Cuque va pasando la Melva,
Otto extiende su brazo derecho y sus cinco dedos, sacándoles la madre a los del otro bus, por no dejarse rebasar en curva.

Terminando de rebasar, una cucarachita amarilla se interpone en el camino del Cuque,
sin mas, timonea bruscamente al carril de la derecha,
Otto pierde el equilibrio, su dedo pulgar se estira perdiendo agarre, luego se desprende el dedo índice, luego le sigue el anular y sin saber como, ¡cae al pavimento!

Su cuerpo sacudido por la nada, se ve revolcando por las ventanas, la gente tuerce el cuello,
La Melva de atrás impacta con el lado derecho del bomper, la cabeza de Otto,
El Cuque todo ahuevado se a orilla, atrás de el se a orilla la Melva, la gente se para y unas dicen,
¿Vieron como le reviro la cabeza, mucha? ¡Pobre patojo! ¡Hay Dios mió, todo destripado quedo!
¡Hay que agarrar al chofer por imprudente!
Si, si dijo la muchedumbre,
unos hombres de sombrero que iban atrás desenfundaron los machetes,
al ver esto, el Cuque se les pelo a todos y hasta el bus y a Oto dejo a orillados.

Todos bajaron de los buses, Lorenzo atónito no pronuncio palabra,
se acerco el ayudante del otro bus y afirmo conocer al ya difunto… este patojo vive en la aldea el Adelanto, es el mas grande de los cuatro cipotes que tiene Don Trinidad, este es el que lo ayudaba con la comida y el estudio para los demás, ¡pobre! Quedo hecho mierda concluyo diciendo a manera de epitafio.

Allá quedo Jutiapa y Asunción Mita, allá quedo el futuro esperando por Otto; llegaron las seis de la tarde y a Don Trine se le hicieron chirajos los sueños construidos sobre los hombros de Oto.

Para Lorenzo, la lección de estudiar se metió por los ojos, Nia Goya, entendió por los poros la dignidad del trabajo, queriendo no haber pronunciado juicio contra los ayudantes, ser ayudante ya no era un delito para Nia Goya, pero si lo era ahora para Lorenzo.

Sueños huevones que nunca llegan para muchos, lecciones crudas que cambian perspectivas, de blanco a negro solo un cuerpo de por medio.

5 comentarios:

  1. ¡Bienvenido Edy!
    Me encantó el cuento, se pasan las líneas como agua entre las manos, vas viendo/leyendo la película de la escena tan común en las carreteras y al mismo tiempo me gustó mucho cómo describiste las diferentes aristas desde donde se ve a Otto.
    Solo necesita trabajarle la estructura de guiones para diferenciar las voces y algunas palabras como Otto y Oto, embrague y no embriague (que uno es más aburrido que el otro) y algunas otras pero en general muy buen cuento!

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  2. Concuerdo con que hay qué trabajar un poco los diálogos. Hubo algo que me hacía confundirme, quizás hay muchos personajes y nombres en un relato tan corto, quizás con lo de estructurar mejor las conversaciones sería más fácil de leer. Confieso que lo seguí leyendo porque pensé que iba a ser un cuento chistoso, pero me sorprendió para dónde agarró (especialmente porque eso de caerse de la burra siempre ha sido uno de mis miedos). Eso es bueno. La última oración de cierre: “sueños huevones…” a mi gusto es muy cursi tenerla al final. Es como si Silvia Pinal terminara el relato en algún programa de esos que ella tiene. Creo que el cuento puede subsistir sin ella, es como un poco retórica además. Quizás, si la querés meter, se podría hacer en alguna parte de en medio o irla entrelazando para que no salga así de repente.

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  3. Gracias Manel, gracias Quique, sus sugerencias serán reflejadas el siguiente Martes.

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  4. Coincido con Manu y Quique. La historia está muy bien. Hay varias frases muy bonitas, como "como su dignidad de púbero se escapa a manos de su madre" o "se posa en actitud desafiante a la inercia". Pero sí, hay muchos nombres y muchas historias. Eso aún nos cuesta a todos, el centrarnos en lo escencial, pero allí vamos, pa'lante.
    Bienvenido también de mi parte.

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  5. ¡Bienvenido! Bueno, creo que es la única observación que han hecho ya los demás, con las otras también concuerdo, y que no me importa repetir...¡Bienvenido!

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