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Fantasía Urbana

Fantasía Urbana

(por Tania Hernández)

Ya se divisa la camioneta en la esquina, cuando te veo salir de la oficina. Corres y logras alcanzarme en la parada. Subimos y nos abrimos paso, como podemos, para no ir tan cerca de la puerta.

- Váyanse para atrás, que atrás hay lugar.

Como casi me caigo después de un frenazo, te doy la espalda y me agarro del respaldo de un asiento. La camioneta va atestada de gente que, como nosotros, vuelve del trabajo a la hora pico. Con la excusa de protegerme te pegas a mi espalda, agarrando con una mano el tubo y con la otra mi brazo. Atrás hay lugar, atrás de mí siempre habrá lugar para tu pecho, eso lo sabes. Vamos en silencio, nuestra mente se concentra en nuestros tactos que se buscan en medio del hacinamiento de decenas de cuerpos extraños.

- Permiso, mano, que en la próxima parada bajo.

Un movimiento mío te señala que te doy permiso para que bajes todo lo que quieras y bajas, bajas un poquito para acomodarte más a mi cuerpo. Tu mano es fuego cuando se va deslizando hacia mi cintura. Me abrazas y te siento más cerca, mi cabeza en tu hombro, tu pecho en mi espalda y algo protuberante e insistente sobre mis nalgas. Te percibo creciendo hacia mí, cada vez más grande y firme, queriendo sobrepasar las fronteras de tu pantalón y de mi falda.

- Córranse que donde caben dos caben tres.

Estoy que casi me corro, tus manos me fijan a ti y me acarician, y yo quisiera que me penetraras aquí mismo, en medio de todo y de todos. En este punto mi cerebro desconecta y ya no me importa nada. Si me dejara ir, estoy segura que me cabrían dos y hasta tres orgarsmos en un mismo instante. Por suerte tenemos tan bien amaestrada nuestra razón, que el pudor y el control vuelven puntuales una cuadra exacta antes de llegar a la parada. Tocamos el timbre e iniciamos el descenso.
.
- Apúrese a bajar, Seño.

Vamos bajando poco a poco nuestra exitación, al tiempo que bajamos de la camioneta. Nos despedimos, sin palabras, con un beso en la mejilla. A ambos nos espera en casa las obligaciones y el desamor, pero mañana, mañana después del trabajo, seremos de nuevo tú y yo, como todos los días, a la misma hora y en la misma ruta.

4 comentarios:

  1. Este fue un cuento de amores porno en silencio de camioneta, por todos los que no envié ayer. Perdonen los errores que ando en compu ajena. Saludos a todos.

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  2. Lo comenzas con una historia "Pimienta" y lo terminas como un poema!!!! Me encantó

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  3. Una mezcla perfecta de pasíon y dulzura, coincido con Gerardo. Me encantó.

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