variopinto

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Patojo chispudo

Patojo chispudo
(Por Juan Piedrasanta)

¡¡¡GOOOOOOOOLL!!! Gritaba en su mente Javier, cada vez que pateaba una tapa de soda mientras caminaba a su escuela.

Javier es –como solemos llamarles en Guatemala– un patojo chispudo.
Estudia por las mañanas el tercer año de secundaria; por las tardes trabaja con su padre que es electricista… un tipo corriente. Y por las noches, hace sus tareas y juega con su perro; que más que perro es un chucho eléctrico, de esos que no tienen raza.

Javier trata de distraerse y relajarse antes de llegar a la escuela, pues sabe que es día de entrega de calificaciones. Trata de divagar un poco antes de las malas noticias, porque está al tanto que en su libreta habrá un tono rojo predominante; ha perdido todos los cursos. Ha estado un poco distraído con eso del fútbol, y ha pasado el tiempo de hacer tareas pensando en su novia.

Ya escucha en su mente la voz de su madre regañándole y diciendo ¡¿Pero qué pasa contigo?! ¡Estás castigado, no saldrás ni un minuto hasta que me entregues esa libreta con todos los cursos aprobados!
Ya escucha también las burlas de su hermano, que siempre saca excelentes calificaciones.
Pero todo eso no importa, lo que en realidad le aterra sobremanera, son los golpes que le dará su padre con el cable de la electricidad. La última vez que le pegaron con el cable pasó un mes llevando una pequeña almohada a todas partes a donde iba; y aún usando la almohada, aguantaba estar sentado únicamente diez minutos.

Es ese cable el que no logra sacar de su mente.
Antes le pegaban con un cincho pero Javier lo escondió. El resultado fue peor, porque a su padre se le ocurrió usar el cable como cincho y le dio doble; por mal portado y por haber robado el cincho. Pobre Javier.

***
Sólo espera que la maestra mencione su nombre para comenzar a prepararse psicológicamente.
Por fin le llaman y mientras camina a recoger su libreta, ve en los ojos de la maestra una expresión extraña, como un sentimiento entre lástima por los golpes que le darán, y gracia porque sabe que tendrá que usar la almohadita de nuevo.
Javier abre su libreta sin titubear, la preocupación invade su rostro e inclina hacia abajo su cabeza.

***

– ¡Quiero ver tu libreta! –Grita su padre al regresar a casa.–
– Está bien papá, pero antes, hay algunas cosas que debo decirte.
– ¡¿Qué cosas?!
– Me sacaron del equipo de fútbol por fracturar a otro jugador. Y como no sucedió mientras jugábamos, sino en una pelea durante la clase de español, me expulsaron de la escuela. Pero eso no es todo... también expulsaron a Adriana, mi novia, porque está embarazada... seré papá. Y lo peor de todo, estoy pasando por una crisis con mi problema de alcoholismo… sólo quería que lo supieras.

Su padre rápidamente cambió su expresión. Pasó de enojo a lástima y preocupación. Comenzó a llorar y a pedirle perdón por no ser un buen padre. Pedirle perdón por ausentarse tanto a causa de su trabajo. Por haberlo lastimado física y emocionalmente. Lloraba inconsolablemente.
Javier dijo:

– Lo siento papá, nada de eso es cierto. Sólo quería hacerte ver que una libreta llena de malas calificaciones no es tan mala después de todo.

Ahora, Javier lleva su almohadita a todas partes, sólo que esta vez lo hace por orden del médico, y tendrá que usarla de por vida.
Eso le pasa por tratar de pasarse de chispudo.

10 comentarios:

  1. Muy crudo, pero desgaraciadamente así son muchos padres en esta sociedad...

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  2. Me parecio bueno Juan, como te dijo alguien en tu cuento anterior, tus diálogos y en general la forma de escribir es muy fresca, pasa de una situación a otra y no aburren al lector.
    En este te diré que, para mi gusto (así que siempre lo que yo te diga tómalo como solo un punto de vista) a los diálogos les falta naturalidad, me parece que un niño en edad de tercero básico o sea de unos 14 - 15 años, utilizaría otras palabras más comunes; fracturar, sucedió, crisis, alcoholismo, son algunos ejemplos.
    Aparte el párrafo en el que describe todos los problemas me pareció poco creíble, digo, si puede pasar pero creo que introdujiste la escena muy rápido y no da tiempo a situarse en el momento.
    Como siempre, mis comentarios son solo mi punto de vista y sin mucho tecnicismo así que son con el mejor ánimo de hacer de esto realmente un ejercicio para mejorar. Saludos!

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  3. Gracias!! seguro voy a tomar en cuenta tus comentarios y te los agradezco... es que Javier era tan mal estudiante que tenía 22 años y estaba en 3ro. básico, jaja son bromas. Tenés toda la razón. La verdad el cuento era mucho más largo pero lo acorté cuanto pude, eliminé una parte del cambio de escena. Seguro voy a pensar bien en cada detalle del personaje para hacer los diálogos. Gracias por hacerme ver esos detalles.

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  4. a veces menos es mas, pero creo que le falta algo, no me pregunten que, es muy dificil hacer diálogos creíbles

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  5. Mmm...no sé si sea coincidencia o no, pero se parece mucho a un chiste que lleva años circulando por email, en que un alumno al que echaron de la universidad, le inventa a sus padres que tiene cáncer o sida o algo así, para que luego los papás no lo puteen tanto. Por lo tanto, no me gustó ni me sorprendió. Aprecio el esfuerzo de meterle toques de chapinidad, pero no salieron bien: Jamás me puedo imaginar a la esposa de un electricista que describís como "corriente", regañando con un "no saldrás ni un minuto hasta que me entregues esa libreta con todos los cursos aprobados", seguro lo insultaría hasta más no poder, le hablaría de vos; en fin, no me gustó.

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  6. Si, tenés razón. Me faltó trabajar en la caracterización de los personajes y como interactúan. Lo del mail que anda circulando si es coincidencia; no lo he visto, y si lo hubiera visto pues no lo hubiera usado.

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  7. GRUESO, EL MALTRATO ES TEMA DE EXPLOTAR. SABEMOS LOS PADRES CASTIGAR A NUESTROS HIJOS? NO CREAREMOS MONSTRUOS Y NOS DAMOS CUENTA DEMASIADO TARDE?
    REFLEXIVO CUENTO!!!!!

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  8. Buen cuento, al leerlo hasta parece ficción ( por la tortura física y psicológica infringida sobre Javier), pero analizando, es, eso justamente lo que aún se vive en nuestra Guate.

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  9. No me gustó el tipo de narración, se me hizo demasiado "escuela", es decir, como tiene qué ser, y no me gustó porque eso le quita estilo y le quito ese "algo" que cada escritor imprime en su relato. A mi parecer, el uso de los * * * no es necesario porque no estás cortando un período largo de tiempo o cambiando de personajes o algo que necesite una separación. Ahorita medio me diste la idea de cómo escribir un cuento para dar de qué hablar. A ver si me da tiempo que ando medio ocupado. ¡Saludos!

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