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Ana y Mía

Ana y Mía
Por Nicté Walls

Cuando él salió por la puerta todo se puso gris, de pronto los manjares más deliciosos perdieron su sabor y su color, uno por uno fueron siendo rechazados los platos que se acercaban: dulces, panes, chocolate... todo tenía un sabor a metal, a frío, a engaño, a lodo.

Los días pasaron y no podía ingerir más que agua, enormes vasos de agua con hielo para calmar el fuego de sus entrañas , a veces podía tomar un poco de queso o una galleta dura y masticarla por hacerlo, sin sentir el sabor, concentrándose en el mecanismo de sus mandíbulas.

El yogur se llenó de pelos en el refrigerador, las fresas se cubrieron de moho blanco, la botella de vino le supo a vinagre...

Lo único que podía tomar era jugo de tomate con limón y chile, mucho chile, hasta que la lengua ardía y el dolor real la hacía flotar sin peso por la habitación, eso y una cerveza amarga como sus sueños ocasionalmente.

Bajó de peso, se puso lenta y perezosa como no lo había sido nunca cuando era gorda, cambió de color y dejó de hablar y de sentir.

Él la invitó a desayunar, la tentó con sabores comunes y corrientes, el buffet americano no la sedujo, ni el queso chancol, todo sabía a recuerdos, a desayunos felices y a traición, no quiso volver a hacerlo, no estaba lista para recomenzar con vieja comida.

Fué hasta que ellos encontraron la llave, la llevaron a ese lugar donde los sabores no recordarían nada, se dejó seducir por la deliciosa combinación de cosas que antes no le gustaban tanto, y empezó a sentir despertar sus papilas y volvió a comer.

Se volvió adicta al lugar, a ir a horas precisas y sentir la vida llenar su boca de sabores nuevos y emocionantes, entonces comprendió que debía perder el miedo a lo nuevo, y cuando levantó los ojos en la mesa, Mía estaba allí...

4 comentarios:

  1. Excelente dscripción del porqué y cómo dejó de comer. Y sí es cierto, uno asocia sabores y olores con personas. Muy bueno.

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  2. Cuando llegué al final inmediatamente volvía a empezarlo. Luego de asimilarlo un poco, me encantó. Me confundió (que raro) la frase en donde dices "Fué hasta que ellos encontraron la llave...", abres toda una puerta de imaginación del círculo de amigos que estaban preocupados por ella. Me encantaron varios detalles como "buffet americano" y el último párrafo que me pareció muy personal.
    Si mi cuento hablaba de un despertar sexual, este es muy parecido, solo que a la homosexualidad. De nuevo, me encantó. Saludos!

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  3. MUY BUENO. El final también es un buen comienzo.

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  4. Olga: gracias, lo pude expresar bien
    Manú: cabal, pero tiene trampa
    Elenanura: comenzar otra vez
    ahora la trampa: Ana y Mía son los nombres que las niñas princess dan a la anorexia y la bulimia en sus locos blogs, un jueguito de palabras que se me ocurrio.

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