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Jeremías 17, 7 - 8

Jeremías 17, 7-8.

Por Tania Hernández

Mirá vos, me contaron que andás fregado de dinero. ¿Por qué no te venís conmigo a la iglesia el domingo? N’ombre, no me mirés así. Perate que te cuente como está la cosa. ¿Te acordás que hace unos meses andaba yo igual de jodido que vos? Estaba tan mal que lo único que me quedaba era encomendarme a la divina providencia. Y fue cabal lo que hice. Un día me fui a la iglesia, esa que anuncian en los canales religiosos, y cuando acabó el servicio, tomé fuerzas, me subí al púlpito y le hablé al pastor rapidito, porque se tenía que ir a bendecir no sé que nueva finca. Pero buena onda, fijate, porque me escuchó y, me dijo, hermanito, no se preocupe, recuerde lo que dice Jeremías, “bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza”, y señalando hacia arriba me aconsejó, encomiéndese a él y verá cómo él lo prospera . Sin mucha esperanza me quedé viendo un rato al cielo, o mejor dicho al techo de la iglesia, y desde ese momento empecé reza que reza, ora que ora, y nada que ver vos, no se veía venir la bendita prosperidad por ningún lado. Y yo pensando, será que hice algo malo, será que no estoy orando con fe; y le decía a mis patojos, ayúdenme a orar muchá, que así de a montón tal vez el Señor nos oye. Pero nada.
Quesi un día que fui otra vez al servicio, el pastor volvió a decir la misma frase, esa de poner la confianza en el Señor y que vuelve a parar el dedito para señalar hacia arriba. Pero esa vez sí me abusé y me fijé bien a dónde es que estaba apuntando la manita y quesi resulta que no era al cielo, vos, sino a un señorón que estaba sentado en uno de los asientos hasta arriba. ¡Fijate! ¡Y yo de pendejo rogándole al Señor equivocado! Ese mismito día, le fui a hablar al don. Don Jeremías, le dije, me manda el pastor, que dice que ponga en usted mi confianza. Y parece que esa era la clave, vos, porque allí merito me ofreció el trabajo de guardaespaldas, que es lo que estoy haciendo ahorita. Y vieras qué prosperidad. Si hasta con nuevo carro ando ya.
Por eso te digo,venite un día a la iglesia. Mirá que con los conectes que tiene el pastor, pura gente del Alto Poder, deplano que a vos también te puede conseguir un buen chance.

6 comentarios:

  1. jajajaaj esta bueno, una pildorita de buena vibra...gracias.

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  2. Ligero, entretenido. Cae un poquito en lugar común, pero suena perfectamente natural.

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  3. Los bíblicos fueron de coincidencias...un pasaje distinto para mí, pero el mismo temita...Vaya, por lo menos no estoy tan sola en mis observaciones. Saludos.

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  4. Ve Tania, de verdad què cuento tan pintoresco...Yo también escribí de corrupción en las iglesias...otra coincidencia...o será otro dolorcito social y compartido...

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  5. Gracias, qué bueno que les gustó. Vos 2-2 (dos que sí, dos que no, jajaja).

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