variopinto

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La de en medio

La de en medio

Por Patricia Cortez

¡La de en medio! Mamaíta, corrase mi reina, ya le dije que se corra, ni crea que porque esta buena la voy a dejar quedarse allí.

Sandra encorvó los hombros hacia delante, detestaba que se le notaran los pechos enormes que le habían crecido después de navidad, de nada servía la ropa floja, era como una maldición aquel cuerpo voluptuoso que le había tocado en suerte. La camioneta se bamboleaba por el periférico y Andrea, que todavía parecía un muchacho, consiguió un espacio y se sentó “dame tus cuadernos” Sandra le entregó su mochila y el movimiento que hizo para quitársela de encima reveló aún más sus pechos.

Sintió un aliento cálido en el cuello y se movió incómoda, un cuerpo se pegaba a su espalda y no importaba como se moviera, se acercaba a ella y la hacía sentir sucia. Recordó a Joaquin, el tio joaquin, arrinconándola en una esquina “estás riquísima patoja, y ya aguantás”, le había dicho hacía un año, apenas tenía trece.

Al tío no lo había podido detener, y parecía que a este tampoco, su cuerpo se restregaba contra ella y sentía el promontorio intentar meterse entre sus nalgas, se movía incómoda, y casi al borde del llanto.

¡Los de la terminal, servidos! Con ese grito se acabó la tortura, y el hombre se perdió sin que ella viera su rostro, no le contó a la Andrea, se sentía tan sucia que no podía hacerlo.

Al día siguiente, cuando Andrea le dijo “vámonos en esa”, Sandra le contestó que iba a caminar “no seas burra, son como 20 cuadras, venite, esa nos lleva directo”, no le quiso decir que tenía miedo y se subió detrás de ella, con suerte consiguieron un asiento y comenzaron a charlar en cuanto la camioneta se movió.

Estaba calmada y contenta, sentada al lado de Andrea ambas tomadas de la mano, era seguro, estaba bien.

Dos cuadras adelante sintió el bulto en su hombro, la camioneta se llenaba y aquel bulto obsceno se restregaba contra ella sin piedad, su movimiento cadencioso y aquella respiración… Andrea no veía nada, se reía y seguía contando algo que le había pasado haciendo gestos y muecas.

Ninguna lo vio venir, un chorro de líquido blanco bañó su hombro y mejilla, Andrea gritó “shuco, abusivo, agárrenlo” y Sandra sólo se quedó quieta, intentando borrar la sensación de asco de su mente, huyendo… el resto de la gente volteo el rostro y alguno dijo algo como “que envidia”.

Su madre tiró la ropa, la llevó al médico, le hicieron pruebas, tomó medicamentos “ya no te vas sola en camioneta Sandra, yo te voy a recoger”

Los primeros 3 viajes fueron tranquilos. Para el cuarto, mamá no llegó. Iba a subir sola, se sentía ansiosa, otra vez no habían lugares y se quedó parada, esperando al extraño, casi emocionada.

Su respiración se aceleró, el bulto se acercaba otra vez a sus nalgas, no opuso resistencia, sintió como crecía al contacto con su trasero, el tipo empujaba rítimicamente, oía como entre sueños un reguetón “tu tienes la boca grande, vamos, ponte a gozar”.

Se abandonó a la sensación, el movimiento, el ritmo, su mano bajó y buscó hacia atrás, no tardó en encontrarlo, lo palpó con curiosidad, midió su diámetro mientras el tipo gemía casi audiblemente.

Tomo aquel bulto con una mano, lo recorrió de punta a punta, lo midió… un movimiento rápido y lo giró casi 360 grados ¡AAAAAAAY puta, ay cerota, ya me lo quebraste!.

El tipo gemía en el suelo y la gente reía. Sólo Sandra mantenía una expresión fría, esta vez no había líquido en su rostro.

8 comentarios:

  1. Muy bueno. Lo único es hay un cambio de actitud bastante marcado, un antes y un después sin que existiera de por medio, aparentemente, una emoción, algo que motive su agresividad ante su previa timidez.

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  2. no puede ser una decisión consciente, es un impulso, un momento, así pasan las cosas. la gota que al fin rebalsó el vaso. no es necesario explicitar sus emociones "al tio julián no lo detuvo", y eso fué hace un año...

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  3. Comprendo lo que me dices y agradezco tu atención, lo que me confundió fue la frase: "Iba a subir sola, se sentía ansiosa, otra vez no habían lugares y se quedó parada, esperando al extraño, casi emocionada."...esperando casi emocionada...sentí que había algo detrás de esa expresión, un sentimiento que cambió, una atracción por lo prohibido, por lo sucio...que tocó bajos instintos...no se si me explico y al final pues es tu cuento y tu lo cuentas como te guste más..solo te doy mi opinión. Saludos.

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  4. Cuento "Grueso"sobre la mujer en la camioneta.
    No lo habia apreciado de esa manera MUY BUENO

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  5. A mi me encanto, me parece super bien logrado. Incluso también yo me detuve en esa frase de "casi emocionada" porque viene con una tensión muy fuerte en qeu una tiene lástima por ella, y que pálida su vida y luego eso, yo estaba que no podía creer que el cuento terminara en que le daba placer el acoso, y el final es super sorpresivo... por eso. Me parece un super buen cuento por eso, por la tensión en que te mantiene y el giro...

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  6. Pues, aunque no me gusta explicarme, este cuento es un lugar común, demasiado común, en varias peliculas existe el tema, incluyendo V. de Vendetta, del débil que de pronto se hace fuerte y da la vuelta a todo, aunque es un tema de moda por columbine y otros, y por supuesto: Lorena Bobbit, que nunca dio señales de violencia, evidente en el hecho que su marido dormía a pierna suelta mientras ella le cercenaba el miembro.
    el truco es contarlo en este contexto, donde muchas nos identificamos con el abuso frecuente sin ponerle freno.
    saludos

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  7. Buenísimo. Y no me pareció que la reacción fuera inesperada. Fue como la gota que rebalsó el vaso.
    Es una realidad terrible, el que algunos hombres piensen que tienen derecho a tocar y masturbarse con las mujeres en la camioneta, sin que nadie diga nada. Por eso me gustó mucho tu desenlace, de una chica que se decide a enfrentarlo.
    No había leído tu cuento antes de enviar mi cuento "de amores silenciosos", que resultó ser cabal el lado contrario de tu cuento, es decir, lo que puede ser una fantasía erótica si es de mutuo acuerdo. En algún momento pensé si no sería una afrenta a las chicas que han sufrido experiencias parecidas a la que tu describes, pero después pensé que mi cuento era lo que debería ser, es decir, una decisión de ella.
    Bueno, no me alargo más. De veras me gustó mucho.

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  8. Muy bueno Paty, ala gran, flashbacks gruesos! A mi hija no la dejaré subirse a un bus, NUNCA!

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