variopinto

variopinto

Como morir de olvido en cinco pasos prácticos

CÓMO MORIR DE OLVIDO EN CINCO PASOS PRÁCTICOS


Por Quique Martínez

José murió de olvido.

Le empezó el presentimiento el fin de semana, pero no se hizo evidente sino hasta el lunes, justo al terminar el almuerzo. De hecho empezó el viernes en la noche, después de comer pizza, como un gas gigantesco que no encontraba salida. El sábado y domingo durmió mal, como dormiría un gitano –pensó–, como si un vacío se tratara de escapar desde el intestino y a través del estómago, esófago y garganta y escogiera salir de a poquitos y a cada cierto número de segundos. Sin embargo el lunes, al darle el último bocado al último pedazo de pizza que se iba a comer (no era el último que quedaba pero sí el último que él comería), en medio de un chat con un conocido y la revisión de dos cuadros estadísticos le cayó de golpe.

-Si me he de dejar matar, moriré de olvido- pensó, y apagó la luz de su cubículo como primer punto.

La escasez de luz era evidente, especialmente en una tarde nublada, pero funcionaba para otorgar un agradable y tibio ambiente de tumba a su lugar de trabajo. Como segundo punto, apagó su celular. Y no es que alguien lo fuera a llamar, porque el balance de minutos entrantes y minutos salientes de su móvil, generalmente quedaba a favor de la compañía telefónica, sino que quería duplicar el sonido sordo que seguramente emiten los ataúdes desde el interior. Tercer punto, borrarse de todos los blogs y redes sociales virtuales, lo cual le tomó más tiempo de lo que pensó, considerando que en algún momento y para poder ver la foto de alguien, había tenido qué abrir cuentas con nombres y pseudónimos falsos que recordaba. Por lo que, para poder eliminarlo, tenía que tratar varias veces de ingresar un sinfín de combinaciones de logins y claves y repetir letras torcidas reproducidas dentro de cuadros de colores.

El quinto paso era hacerse olvidar. Paso más difícil de lo que él imaginaría, porque a pesar de tener la luz apagada en el cubículo, el jefe seguía llegando para pedirle que sacara cuadros de dos años de errores cometidos y explicaciones de qué pasaba por su mente mientras habían sido analizados y cosas por el estilo. José prefirió esperar a que dieran las cinco. No marcó tarjeta, no lo hacían en su oficina, pero sí fue a preguntarle a su jefe si se podía retirar. Él, ocupado en una conferencia por computadora y sin dejar de hablar por el micrófono que evitaba que botara la oreja derecha, le hizo una señal afirmativa compuesta por una inclinación de la mano y guiño largo con ambos ojos. Camino a casa se distrajo comprando una cornucopia de manías garapiñadas y, mientras mordisqueaba con la orilla de los dientes cada uno de las semillas disfrazadas de dulce, divagaba acerca de otras partes del cuerpo con las que se podría parpadear, aparte de los párpados.

Al llegar a casa no encendió la luz y terminó los caramelos acostado mientras esperaba.

Al día siguiente encontraron a José tirado en el suelo. Probablemente en su desesperación había tratado de levantarse. De la boca le salían chorros de sangre y azúcar cristalizada, como si fuera arena volcánica. Aparentemente se había tratado de levantar para alcanzar el teléfono. Quizás porque había olvidado descolgarlo para seguir con su plan. Quizás para tomarlo y llamar a la farmacia para pedirle otra dosis de pastillas contra el reflujo, que se habían acabado el domingo en la noche. Al final, la razón de por qué se trató de mover no importa. El punto es que José murió de olvido.

3 comentarios:

  1. se me hizo apresurado el final, no sé porqué...

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué alegre volver a leer un cuento tuyo! Ya te extrañábamos.

    ResponderEliminar
  3. Hola, estaba viendo que tengo varias marcas de “no me enganchó”, o sea que no se llegó a leer el cuento porque no pareció interesante. Me gustaría que, si alguien pudiera o llegara a leer hasta acá, ya que si no lo engancha es muy muy probable que no lleguen a ver esto, me dijera por qué no le enganchó, si es posible de explicar, para poder mejorar en ese aspecto. Gracias.

    ResponderEliminar