variopinto

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Como aguja de un reloj

Como aguja de un reloj

(por Tania Hernández)


Te sonríe. Mariposas en el estómago. Dopamina a todo vapor.
- Hola, soy Sergio.
- Soy Marcela.
Soy, soy, ¿quién eres para él? En la primera cita te regala margaritas. Me quiere, no me quiere, me llama, no me llama. Por cada no, un manojo de nervios. Dos manojos de nervios. Más baratos por docena. Cuentas sus llamadas con cuentagotas hasta que se acaban. No hay refill. Necesitas otra dosis de su voz. Ahora. Ahoritaaaa. ¡Yaaaaa!.
Llamas tú. Lo sientes seco, indiferente. El bajón. Salto hacia atrás desde una plataforma de diez metros. ¡Splash! ¡Qué caída más espectacular, Señores!
Después del impacto, te queda doliendo el orgullo. Decides no buscarlo más. Te mantienes firme en tu decisión ... por unas horas. Una eternidad hecha de angustia. Luego la desesperación de la abstinencia. Te ves obligada a echar mano de tus reservas de serotonina empacada.

Prescripción
Barra de chocolate 50g
Duración del tratamiento
3 días
Posología
2 unidades con cada llanto

Sobrevives, pero de mala manera. No sirve. Debes recurrir al plan B. No lo hagas Marcela. Noooooooo...... Y, cabal, te acuestas con Braulio, tu ex. Mala idea.
En pleno acto sexual, piensas en la diferencia entre la metadona y la heroína, y en todos los tipos con mirada perdida que has visto frente al centro de adicciones a la vuelta de tu casa. Te levantas, te vistes y dejas a tu ex en la cama , desconcertado y a medio terminar. Llegas a tu casa y te ves en el espejo. Te quitas la ropa buscando alguna huella visible de tu dependencia. Suena el teléfono. Tu corazón, que se detuvo por un instante, va ahora a todo galope.
- Marcela, ¿qué diablos te pasó?
- Nada, Braulio, te llamo más tarde, ¿si?
Cuelgas y te quedas un rato observando el teléfono. Lo llamas. Claro que lo llamas. Te tiembla la voz.
- Hola Sergio, soy Marcela.
- Marcela querida, ¡qué sorpresa más bonita! ¿Tienes tiempo para salir hoy en la noche?
Soy, soy, ¿quién eres para él? A la noche abres la puerta de tu apartamento. Allí está él, Sergio, con un nuevo ramo de margaritas.

3 comentarios:

  1. cabal...no solo las drogas son drogas...también LOS drogas. Me gustó mucho tu cuento.

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  2. Sí, maldita adicción a las margaritas! jajajaja
    Qué bueno que te gustó.

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  3. Muy bueno, me recordó a la película Amelie por como van callendo las imagenes, esa mezcla entre lo que se vive y lo que se siente, las reacciones internas...me encantó.

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