variopinto

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Huyendo

Huyendo
Por Nicté Walls

Please don’t leave any bag unattended, it will be subject to revision or even destruction…

El mensaje se escuchaba fuerte en la terminal, pero Sheila no lo entendía.

Llamaba la atención por su diminuta blusa rosada, apenas cubriendo el pecho y sus shorts de lona con plataformas altas. En aquel mar de abrigos negros de lana y botas de nieve, Sheila se veía totalmente fuera de lugar, aunque el cabello rubio muy cuidado y largo, además del color canela del bronceado decían que aquella vestimenta no era tan vulgar y si, un tanto “classy”.

Sheila mostraba un enorme diamante rosado en su mano izquierda y dos niños se disputaban el espacio a su lado, se veía perdida, pendiente del enorme guarura que seguramente la cuidaba en cualquier ciudad de latinoamerica donde estuviera acostumbrada a vivir, en esta ciudad llena de nieve, donde todos se ocupan de sus cosas y de sus hijos, Sheila está perdida, sin mucamas, sin guardespaldas y sin saber el idioma.

M’am, please, take your bags off the alley!!!

La imperativa voz de la mujer policía la sobresaltó, una mujer negra, enorme que se abalanzaba sobre ella y la conminaba a quitar sus cosas.

El guardespaldas no pudo pasar, de nada le sirvieron sus quejas y llantos, a pesar que él hablaba inglés y ella no, se quedó sola atrapada, en ese mundo hostil donde no había sirvientas ni choferes ni niñeras, con su minifalda y su abrigo de alpaca, con sus plataformas de cuero de cocodrilo.

Sacó de la bolsa un pastillero y se tomó dos, los guardias la observaban y los niños seguían inquietos, tirando cosas en el pasillo y riendo de la gente que se tropezaba con los caramelos. Sheila parecía en otro mundo, recordaba que tenía que caminar para la siguiente puerta, pero tenía muchas bolsas que llevar y no quería levantarse, no quería caminar.

El celular sonó en su bolsa, lo sacó mecánicamente para escuchar la voz de él, la mujer morena se acercaba amenzante , hablaba a prisa en español, él prometía enviar a alguien, pero no podía entrar, tenía que salir al frío del invierno en Atlanta “de todas formas ya perdiste el avión”

“m’am please, take control of your children, are you ok? You need something?”

Sheila comenzó a correr por el corredor, los niños se quedaron quietos, ella se arrancó el abrigo y siguió corriendo, las plataformas quedaron tiradas en la alfombra, sintió como la tacleaba un fornido agente latino, otro la tomaba del brazo, no pensó en los niños, nunca se había ocupado de ellos, sólo quería escapar, dejar todo, huir de aquel país hostil, no quería ir a New York, no quería comprar nada, quería escucharlo a él hablarle en español y resolver este embrollo tan molesto.

Encerrada en la celda Sheila no entiende todavía nada, y nadie la comprende, habla en español con la pared, pero está tranquila, todo está en orden: la comida en tiempo, la ropa limpia, y hay paz, mucha paz…

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho como describe perfectamente a este muevo estrato social. Muy bueno y original!

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  2. Me gustó eso de que "aquella vestimenta no era tan vulgar y si, un tanto “classy”". Me gustó el cuento. Solo el final, eso de que se sintiera tan bien en la cárcel, no sé, no me convenció mucho. A mí ella me parecía bastante caótica. Me recordó un poco a Karen, de la serie Will & Grace.

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  3. Olga e Ixmucané, voy a hacer lo mismo que Olga, a esta mujer si la vi en un aeropuerto, con esa facha y así de vulnerable, sacando sus maletas... claro que el cuento es cuento, pero suelo tener la fantasía de que la cárcel debe ser agradable, sin tener que preocuparte por nada, todo servido... bueno una cárcel ideal.

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