variopinto

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Yo

Yo

Por Patricia Cortez

La historia la cuentan los vencedores, eso dicen. Nadie se ha ocupado nunca de mi, mi historia es casi una alucinación, pero yo era feliz y Lot no.
Conocí a Amalia en el mercado, su piel dulce, sus besos suaves, y la deliciosa sensación que me dejaba el sabor de su divina almendra, algo ácida y aciruelada.
Lot nos acompañaba al principio, retozábamos los tres en su casa, ella tenía dos esclavos eunucos de los que Lot también disfrutaba. El vino corría a raudales y la fruta y la miel que lamíamos del cuerpo de los esclavos nos mantenía en un estado entre sueño y realidad.
Aquello era lo común, las fiestas en Sodoma se llenaban de libaciones y néctares, poco a poco, todos deseábamos a todos y ellas y ellos nos correspondían.
Lot comenzó a cambiar cuando vinieron aquellos seres. Eran extremadamente hermosos, pero Lot no permitió que ni yo, ni mis hijas nos acercáramos a ellos, los tuvo ocultos y cuando la gente exigía que los entregara, porque se hallaban ansiosos, excitados y querían conocerlos íntimamente, Lot ofreció entregarme a mi y a mis hijas en su lugar.
Hablé con Lot, le hice ver que él también había hecho lo mismo que los demás, que vivir en Sodoma también había sido agradable para él “debes recordar las tardes con Amalia, las noches con los eunucos, los almuerzos en el parque, todos desnudos”
Pero era inútil, Lot pensaba que esa parte de su vida había sido una equivocación “déjame mujer”, me dijo “Dios va a destruir esta ciudad y tu y tus hijas deben salir de aquí, esto fue un gran pecado una equivocación, pero no va a continuar”.
Salimos por la tarde, Amalia me besó los labios al despedirse, lloré sobre su hombro porque comprendía que nada sería igual, mi cuerpo comenzó a desearla cuando la abracé y me alejé de ella con un llanto leve, mientras seguía a Lot hacia afuera de la ciudad.
Los hombres hermosos nos guiaron hacia el cerro, la única regla que había era no mirar hacia atrás. Entonces recordé a Amalia, su sabor y sus besos, recordé a los eunucos y su prodigiosa lengua, recordé las libaciones en casa de Rama, y tuve que voltear a ver, para sentir por un instante los labios de Amalia y sus esclavos pegados a mi sexo y mis pezones.
Mi cuerpo se entumeció, sentí que todo desaparecía, la luz que emitía la ciudad me volvía sólida, no pude moverme otra vez y salí de mi cuerpo a tiempo para ver a Lot huir con mis hijas hacia la montaña.
Aquí me han dicho, que los hijos de mis hijas crearon pueblos que serán destruidos, me han dicho que mis hijas fornicaron con su padre y dieron a luz a esos pueblos malditos. Me reí por dentro, porque Lot siempre deseó a sus hijas y ellas no hicieron sino cumplir con lo que, de todas maneras, pasaría en Sodoma, debimos quedarnos con los demás, allá…

6 comentarios:

  1. Toda la razón, Patricia!! Tanta historia en la biblia y elegimos la misma! Lo enfocamos totalmente distinto, eso sí: Tú, en su mujer; Yo, en lot. Me gustó mucho tu historia, corta pero completa, llena de imágenes. Sólo como observación de forma: veo que obviaste tildar "mí" y "tú" en los casos en que aplica la tilde...

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  2. Que coincidencia, si pudieran unir los dos cuentos sería fantástico.

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  3. que idea tan interesante... como dos monólogos

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  4. Si, como el cuento que escribió alguien (perdón por no recordar el autor) sobre una araña enamorada y un enamorado que termina muriendo. Fue cuando el tema era Fobias.

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  5. Bueno, cuando menos el cuento quedó en tu memoria...Siempre resulta buena cualquier idea que sea nueva, novedosa o una novedosa adaptación.

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  6. Perdón, era tuyo?. Mil disculpas, todavía no me familiarizo con los nombres y seudónimos.

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