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Cazadores de fantasmas

Cazadores de fantasmas

Por Patricia Cortez

Cuando salimos, lo primero que mi madre dijo fue: "ni se les ocurra traerme otra vez una ardilla para la cena", la verdad, es que las últimas veces la cacería había estado escasa, unos cuantos pajaritos y una ardilla que no se podían cocinar.

Esa noche, el grupo era más grande, Raúl había conseguido que su primo le prestara un rifle de viento y nosotros no hacíamos más que verlo: era el rifle más grande y bonito que habíamos visto.

Luis dirigía a la tropa. Nos formó como si estuviéramos en la escuela y escogió a los más grandes para llevar las provisiones, Rafael, que tenía doce, fué escogido para llevar el rifle, Raúl llevaba los panes que mi mamá había hecho (eso me hizo pensar que tal vez no me daría ninguno) Oscar llevaba la linterna, una enormidad que usaba Don José para reparar los carros, pero que brillaba como el sol, Julio llevaba una linterna pequeña y unas botellas de agua, a Juan y a mi nos dejaron hasta atrás, cargando cada uno con 4 libras de bodoques de barro, redonditos y pulidos, para usarlos con las hondas que cada uno llevaba en la bolsa del pantalón.

Me gustaba mucho mi honda, la había hecho mi abuelo con una horqueta de guayaba, era dura y lisita, blanca y bonita, con un hule canche y un trocito de cuero bien domado que se ajustaba perfectamente a los bodoques.

Eran las 6 cuando salimos, no le teníamos miedo a la noche, éramos valientes cazadores y, además, cargábamos un rifle nuevecito.

Raúl, nos llevó a toda carrera por el cerro. Para llegar al bosque, donde encontraríamos tacuacines y murciélagos para poner a fumar, había que caminar casi una hora, cuando llegamos a la toma de agua, era de noche y estaba muy oscuro.

Las noches sin luna son perfectas para cazar, Oscar caminaba al frente con la linterna encendida y Julio, iba atrás de todo el grupo, con eso teníamos luz suficiente para no tropezar. Justo al medio del puentecito que atravesaba la presa, alguien le gritó a Oscar "vos, hueco, tené cuidado que no miro", Oscar se volteó y le gritó "decile hueco a tu padre baboso" y cuando vimos, se resbaló y cayó al agua.

La oscuridad se hizo, porque él llevaba la lámpara. Logró salir empapado, pero dejó ir la lámpara al fondo de la presa que, parece, mide como 2 metros.

"Como sos de menso", le gritó Raúl, "ahora ya no miramos nada", Julio intentaba iluminarnos a los más pequeños para que llegáramos a la orilla, nos sentamos al otro lado y Raúl dijo "esa mierda de Julio no alumbra nada, para regresar va a estar jodido, necesitamos otra linterna".

Entonces Rafael dijo "mi tío Luis vive aquí cerca, si quieren voy a buscar otras linternas", los demás nos sentamos a comer panes mientras Rafa caminaba para la casa de su tío, lo vimos alejarse y se de repente, ya no vimos la luz. Se había ido.

Mientras esperábamos, sentimos hambre. A mí y a Javier nos dieron solo un pan, Raúl se comió dos y Oscar otros dos, al fin que eran los grandes, en la oscuridad total Javier se puso a contar de la siguanaba y la llorona y de los fantasmas que aparecen en el agua. “son ánimas puras, pero no se les debe molestar”, decía Javier con un tonito extraño.

Raúl, aunque no lo dijo, se puso nervioso. Se levantó y caminó un rato, Oscar se fué con él. De pronto sólo quedamos Javier y yo, me levanté también, algo nervioso y entonces: un grito.

Corrimos para ver que pasaba, veíamos algo en la lejanía y Oscar decía "ffaffaffantasmas", entre dientes y temblando.

Sobre el agua, una sombra blanca y brillante subía y bajaba, se acercaba pero no mucho, Raúl levantó el rifle y disparó, la sombra no se movió, disparó de nuevo, varias veces mientras lloraba de puro miedo y yo no podía ni hablar ni mirar para adelante, gritábamos y nos abrazábamos y Javier tenía ya un peculiar aroma y yo intentaba no gritar pero las lágrimas me rodaban por las mejillas.

La sombra no se movió, Raúl nos jaló y nos alejamos de allí, queríamos regresar, pero cruzar la presa sin luz era imposible, sólo la sombra seguía siendo visible sobre el agua y no había más ruido que el agua corriendo.

Nos agachamos entre el monte, sin hacer ruido, casi sin respirar, de repente, sobre la presa apareció una luz y los gritos del tío de Rafa que preguntaba "patojos, ¿que vieron?", cuando estuvo frente a nosotros y nos vió tan asustados, señalando la sombra en el agua, dirigió su lámpara directo hacia allá y se comenzó a reír con más fuerza " patojos babosos, miren lo que es", sobre el agua, una montaña de espuma de jabón subía y bajaba, el tío de Rafa se carcajeaba y nos echaba bromas sobre nuestro miedo, usamos de excusa a Oscar y su ropa mojada (y a Javier y su olorcito) para regresar.

Sabíamos que las vacaciones habían terminado para nosotros, al día siguiente, cuando salí a comprar un tor trix a la tienda, un hombre medio borracho me gritó "buhh", y luego dijo "miedosos".

Nos juntamos en casa de Rafa, que tenía un juego de video, y no salimos a la calle en muchos días, porque cuando lo hacíamos la gente nos gritaba "allá van los cazafantasmas"

4 comentarios:

  1. En lineas generales me gustó el cuento, solamente en algunos parrafos, en los que se narran díalogos me parecio que se puede utilizar otras herramientas como guiones para no decir quién dijo qué y hacer los dialogos y expresiones más continuas. No se si me explico.

    Aparte me confundió cuando se sentaron a comerse los panes mientras esperaban y luego dices que mientras esperaban les dio hambre...

    No entendí cómo se enteró todo el pueblo o lugar de lo que había pasado, supuse que el tío de Rafa se lo contó a todo mundo..

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  2. hola:
    me tengo que disculpar. este es un cuento viejo que tenía en el disco duro, desde hace más de 10 años, la verdad me disculpo porque no lo revisé. luego lo envié dos veces tratando de corregir algo, parece que no lo logré.
    en serio que la próxima lo hago con más dedicación, gracias

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  3. hola:
    me tengo que disculpar. este es un cuento viejo que tenía en el disco duro, desde hace más de 10 años, la verdad me disculpo porque no lo revisé. luego lo envié dos veces tratando de corregir algo, parece que no lo logré.
    en serio que la próxima lo hago con más dedicación, gracias

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  4. Un cuento lindo. Un ejemplo de cómo la buena narración y redacción te mantiene leyendo aunque la historia no sea tan “dramática”. Se me imaginó a Huck Finn, o Tom Sawyer o alguna película de aventuras de preadolescentes en el verano, por lo cual se me hace ideal para leerlo a niños. Hasta educativo se puede volver. Lo único que no me cuadró mucho es que, según entendí, cazaban para la cena, y si comían ardillas y pajaritos no es que tuvieran mucha opción de comer otra cosa que no fuera lo que ellos llevaban. Por lo tanto, al final, cuando uno de los niños tiene un juego de video me suena raro. Sin embargo, y aquí yo me contesto, quienes comían lo que cazaban era la familia del narrador, no Rafa. Igual y podrían haber miles de explicaciones lo cual lo harían verosímil, así que mejor me callo.

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