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La Comelona

La Comelona

(Por Tania Hernández)

¿No sería genial que nos fuera concedido viajar una vez por semana a Guatemala, aunque fuera solo para comer en casa de tu mamá?, me preguntó Nicole un día que estábamos almorzando en nuestro local de comida rápida favorito. Fue así como se nos ocurrió el proyecto de la teletransportación. Nicole es super fan de la comida latina y yo me habré podido acostumbrar al frío y a la gente en estas tierras lejanas, pero a la comida no creo que algún día llegue a acostumbrarme. Y como ni aquella ni yo tenemos mucha idea de cocina, como para preparar nosotras mismas esos deliciosos platillos caseros, decidimos dar pie a un plan maquiavélico para traspasar las fronteras del espacio en busca de los ansiados alimentos.

Al principio, como era de esperarse, fracasamos espectacularmente. Una vez por poco provocamos una explosión atómica. Pero llegó el día, mejor dicho la noche, en que nuestras desveladas dieron el fruto que esperábamos. Fuimos capaces de enviar un pedacito de papel de una esquina a otra del escritorio. Animadas por este éxito, seguimos probando con otros objetos de mayor tamaño y densidad, un borrador, un lápiz, un sandwich de jamón, un queso entero y un ratoncito que, sin darnos cuenta, se había colado en el queso. Ese fue el primer ser de carne y hueso que teletransportamos. A él le siguieron varios patos, palomas, conejos, gatos, perros, o sea todo animal que se nos cruzaba en el camino . Viendo que todo salía bien y, después de asegurarnos que todos los seres vivos seguían igual de vivos, aún después de varios días y hasta semanas de haberlos teletransportado, lo intentamos con nosotras mismas. Y funcionó.

Así sucedió que, en los meses siguientes, nos fuimos apareciendo en varias partes del laboratorio, luego en los corredores, más tarde en la calle frente a la universidad y finalmente en las casas de amigos y conocidos latinos. Porque hay que ver que, si hubo una cosa que nunca perdimos de vista, fue nuestro objetivo inicial, que no era ni la fama ni la fortuna, sino la posibilidad de abastecernos periódicamente de comida casera. Aprovechábamos los diez segundos que nos duraba la estancia en las moradas ajenas, para agenciarnos de una empanadita argentina, una harepa colombiana, un taquito mexicano, un tamalito o, en noches de mucha suerte, hasta un plato de salpicón guatemalteco.

Fue de este experimento que nació en la comunidad hispana la leyenda de “La Comelona”. Esa que cuentan de una chica migrante que murió lejos de su tierra y de su gente y que ahora deambula de casa en casa buscando un poco de comida que le devuelva los recuerdos de su país de origen. Qué historia más triste, ¿verdad? Cuando nos la contaron me sentí taaan identificada. ¿Por qué será?

Pero bueno, volviendo al experimento, por el momento seguimos expandiéndonos en este país y estamos seguras que algún día llegaremos hasta Guate. Así que, si por allá un día le van con el cuento de que “La Comelona” le desapareció a alguien la comida de la alacena, ya sabe que podría estar hablando de nosotras. Pero, por favor, no se lo diga a nadie.

6 comentarios:

  1. Disfruté lo original, lo ligero, lo fluido. Felicitaciones. Arepa es sin h, nada más.

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  2. Mil gracias Juan. Me alegro mucho que te haya gustado. Y gracias, tienes razón, arepa es sin h.

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  3. Me gustó la forma de enforcar el tema de Fantasmas sin embargo creo que mejoraría mucho si le agregaras algun pasaje emocionante o divertido en la teletransportación. Saludos.

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  4. Concuerdo con los comentarios anteriores. Con JP en el sentido que está rico lo fluido. Y con Manuel lo que le faltó algo, la historia iba tan interesante y terminó abruptamente. El preámbulo fue demasiado largo y sentí como que falto la historia en sí y sólo describiste el inicio de algo.

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  5. Ixmucané! Según yo seguirías en el anonimato, jamás conecté tu alias con Tania, así que desde este momento soy mas fan tuyo de lo que era antes. Creo que eres de las pocas personas en las cuales confío cuando me comentas, de hecho, yo te imaginaba como una señora arriba de los 50, ahora te imaginaré como una patoja o carajilla.
    No es tu mejor cuento, me gustó mucho, pero no es del nivel que Ixmucané me tiene acostumbrado, por lo que debo darte un 9 en vez de un 12 de 10, como usualmente lo hago en mi cabeza.
    Iba muy bien, empezó super bien, pero ¡pufff!, lo terminas, que pasó?
    Me encantaria conocerte algún día...hacemos una cita a ciegas o programada?
    Y con respecto a tu comentario de mi cuento de fantasmas, tienes toda la razón, y lo hice a propósito, berrinche, rebeldía? Sí. Ahora seguiré palideando con el cuento de la biblia.
    Orlo

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  6. Hola, sí, tienen razón, a mí tampoco que convenció mucho. Tenía muchas ideas para el texto,pero las fui descartando y al final quedó como incompleto. Voy a seguir trabajándolo. Pero qué bueno que les gustó la idea.
    Y Orlando, gracias por tus palabras. Tienes razón, ya "salí del closet". Por el momento, solo que me teletransportara nos podríamos conocer. Pero sería una buena idea que nos conociéramos un día todos. No?
    Saludos.

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