El ángel rebelde

El ángel rebelde

(Por Gerardo Gálvez)

Subió al Peñasco del Destino, ataviado con su túnica no tan blanca, sus alas desgastadas y su torso plagado de fibras musculares que sobresalían de su cuerpo y grito:

-FINITO!!!!!!- y su voz se dispersó por las montañas, valles, océanos.

En ese momento volaron de todas las carteras, bolsos de mano, mariconeras y cuanto portaobjetos existía las tarjetas de crédito, de débito, las de Club de Compras, las que acumulan puntos y las de socios exclusivos.

Y como un tornado, una tormenta implacable fueron desapareciendo los prejuicios, las diferencias, los estratos sociales, los cócteles de bienvenida, los tés, los baby showers, los conversatorios, los personal trainers y los seminarios motivacionales.

Como piezas de dominó cayeron los condominios, la propiedad horizontal, los call centers y los servicios de atención al cliente.

Las torres de señal de los teléfonos celulares, las antenas parabólicas que trasmitían los talk y reality shows se ausentaron del aire en forma perpetua.

Y de las pantallas de las computadoras se borraron los chats, el facebook, twitter y los messengers.

Y un manto negro cubrió los corredores de la burocracia, la política y la “pronta y efectiva” administración de justicia y los diputados fueron sepultados entre piedra y lodo por el resto de sus días.

Las carreteras -quebradas ante la potencia de aquel grito- quedaron vacías y transitables, totalmente liberadas de los tráficos extenuantes.

Los intereses moratorios, las “Visa Cuotas”, los “Pague dentro de Seis Meses” se congelaron inmediatamente, como consecuencia de aquel espasmódico grito gutural, profundo e imperioso que recorría la atmósfera.

Los supermercados, en lugar de ser pasillos rectos y monótonos, se volvieron graciosos laberintos de productos solamente necesarios y las cosas superfluas volaron por los aires hacia la nada. La frase “se aplican restricciones” fue condenada a cadena perpetua en el olvido de nuestra historia.

A los niños les fueron arrebatados sus Playstation, los Wii, los Blackberry y en su lugar aparecieron los “Palillos Chinos”, los ”Jax”, las “Escondidas” y el “Un, dos tres , Cruz Roja”, todo pasaba mientras Cri- Cri cantaba “Al perrito le duele la muela”…

Y en un abrir y cerrar de ojos, el hombre ya no fue explotado por el hombre y los amantes salieron de los moteles de la mano, sin ninguna vergüenza, ninguna condena… desapareció el himen de las mujeres y la mentira seductora de los casanovas.

Se abolió el pecado capital, la culpa y las sectas que diseminaban ambos como parte de nuestra naturaleza humana.

El Ángel -en contra de todas voluntades- tomó la decisión de exorcizar a la humanidad y darle un nuevo nombre, una nueva dirección, un nuevo prospecto, no aquel que en aquella revolución realizada por Luzbel fue iniciada al principio de los tiempos y que había logrado su objetivo aprovechándose del libre albedrio dado por Dios. Ése no era el ideal del Rebelde, sino una humanidad comprensiva, tolerante, feliz…

Y los Beatles empezaron a tocar: John, George (que con el grito fueron despertados de su sueño eterno) Paul y Ringo renovados y rejuvenecidos con toda energía repetían “All you need is love”…

Y Neruda recitó la “Canción Desesperada”, acompañado por los coros de Mercedes Sosa y Janis Joplin.

Bach resucitó con su Concierto de Brandemburgo y Hendrix lo acompañaba con sus arpegios de guitarra, mientras Ghandi se movía frenéticamente con su manto hindú.

Confucio se cagaba de la risa viendo las pelis de “ Kung- Fu “ y Sócrates trataba de entender una versión del “Monje que vendió su Ferrari”.

Fue muy tarde cuando los Ángeles Custodios se percataron que el Ángel Rebelde se había escapado después de limar pacientemente por siglos las rejas de su celda, impulsado por la impotencia de ver cómo la humanidad se invadía por los Demonios de la Modernidad.