Puesta de sol
(Por Fabiola Arrivillaga)
Cayó con el sol de la tarde, pero aún tuvo tiempo de ver un último atardecer de noviembre, de bañarse en sus luces de intenso naranja, cubrirse con su calor. Era el único baño que había recibido durante los últimos meses. La sequía jamás había durado tanto.
Intentaba aferrarse al tronco que la sostenía, recordando que tenía una misión: dar sombra. Por generaciones así había sido, algunas hojas tenían la prioridad de alimentar al árbol, pero otras, las que eran como ella, estaban destinadas a cubrir los besos primeros y los primeros llantos de los corazones, refugiar a las madres mientras los hijos jugaban, velar el sueño de los albañiles cansados y alcahuetear a los niños traviesos que trepaban por sus ramas para robarse un par de mangos. Las hojas más viejas transmitían ese saber milenario a las más jóvenes, subrayando la importancia de permanecer allí, pegadas al tronco, soportando vientos, temporales, hormigas y aves. Y las párvulas hojas, aún desde antes de brotar, sabían que grande era su responsabilidad.
Pero dejó de llover, luego de llover demasiado. Las más débiles cedieron a las lluvias de aquella horrenda tormenta, y la agonía posterior fue espantosa, por cuanto larga. Primero sentían todas, las sobrevivientes, que el tiempo era bueno. Se confiaron, se cargaron, desperdiciaron, incluso, un poco de humedad al abusar del sol y del viento, que las hacían bailar y brillar con tan amplia gama de verdes que conmovían hasta a las piedras. Se confiaron y el agua no volvió, como tampoco volvió el amor a pasearse por debajo de las ramas, ni la alegría, ni el dolor de la pérdida. Ni siquiera los perros.
Entonces, no soportó más su reseca y amarillenta estructura y cayó. El sol terminó de ponerse, y ninguna nube lloró su pérdida.
Me encantaría saber cómo escribis algo tan tierno y luego pasas a secciones cónicas, sea lo que sea eso...Te felicito, como siempre me encantó!
ResponderEliminarPor primera vez estoy comentando cuento por cuento.
ResponderEliminarMe recuerda los libros de la primaria -imagino- porque en un primer momento se vino a mi memoria la portada de Barbuchin, o de otros libritos básicos para aprender a leer. Me pareció conocido también por esa frase "que las hacían bailar y brillar con tan amplia gama de verdes que conmovían hasta a las piedras", estoy seguro que en algún cuento para niños leí esa frase, que en realidad quiere decir que conmovía hasta a los viejos amargados y les sacaba una risa fácil a las amas de casa que postergaron su decisión de suicidarse a las cinco de la tarde.
lester o.
...pero en tu forma particular de escribir. Saludos.
ResponderEliminarGracias a los dos!
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