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El Bolo

El Bolo
(Por Manuel Solórzano)


¡Que sol por la gran puerca! – dice Mario para si mismo mientras se baja de la panel blanca frente a la tienda Getsemaní. Lleva 3 años manejando la misma panel de tienda en tienda vendiendo de todo un poco.

- Buenas tardes señoooo…

- Buenas, ¿en qué le puedo servir joven?

- Una mi coca porfa seño, pero déme esa, la que está en el fondo o la que encuentre más fría…¡que calor usté!.

- Calorcito verdá…

- Já! y a mi panelita que se le jodió el aire usted, viera, no se cómo no adelgazo si todos los días ando metido en ese sauna… así quisiera estar como ese chatío allí tirado en la sombra…cliente frecuente?

- uuuu…tendrá unos 2 meses de estar allí. Siempre viene a media mañana, me compra tres octavos, el primero se lo toma de un solo, así tucún tucún, cuando se lo termina se guarda el envase y de una vez abre el otro pero no se lo toma, lo deja en el piso y no lo prueba sino hasta después de unos 15 minutos...

- y sabe su nombre?

- Ni idea, no habla. Dos veces lo he oído hablar, la primera solo me dijo “tres indias” y puso un montoncito de puro sencillo sobre el mostrador, cabal donde uste´stá parado, conté cuánto dinero era y por eso supuse que quería tres octavos de indita. De allí al otro día no dijo nada, solo vino más o menos a la misma hora con el montón de fichas y las puso en una torrecita. Lo conté y como era la misma cantidad, le dí lo mismo.

- Vivirá cerca?…

- Saber… unos patojos dicen que una vez lo vieron caminando por la sexta pero iba con otra persona, dicen que a ella si le hablaba, que el se veía normal. Según dicen, les pareció que era su hermana porque se parecían algo y porque tenía más o menos la misma edad. Lo siguieron dos cuadras y dicen que cuando llegaron a la parada, la doña le dio unos billetes, lo abrazó y se subió en la camioneta.

- Mire, y qué otra vez le habló?.

- Ah!, la ultima vez que le oí decir algo fue hace como 3 semanas, me asustó jodido. Fue un jueves, me acuerdo porque ese mismo día mataron a un cristiano aquí abajito. Acababan de subirle 15 len al octavo y como siempre, el vino y puso las fichas en el mostrador y como no alcanzaba le dije que había subido, que faltaban 45 len. El se quedó un rato callado, con la cabeza recostada en los barrotes y la vista al piso. Como no decía nada le volví a decir “No alcanza”, y no ve pues que le da un gran pijazo al vidrio que por poco lo rompe!. Yo me asusté y no le dije nada. Se fue y dejó el pisto allí medio tirado, regresó como a las dos horas y puso los 45 centavos en el mostrador y me dijo “que no le vuelvan a subir”.

- No estará loco usted?

- Saber, yo digo que si. Viera tan extraño que es.

- Por qué?

- No le digo pues, aparte de esa vez que le pegó al vidrio, ya le dije como se toma el primer octavo, así tucún tucún, el segundo se toma su tiempo, se lo toma a sorbitos. Cuando se lo termina, se guarda el frasco en la otra bolsa y saca el tercero, pero ese no se lo toma, solo lo pone en el piso y lo deja allí.

- Cómo así?

- Si, lo deja allí en el piso. No se lo toma.

- y qué?, se queda allí en el piso todo el día?

- y toda la noche…bueno, no toda, alguien se lo lleva en la noche porque no amanece.

- aaa eso si está raro…

- si, y sabe qué es lo peor?, que yo vivo aquí arriba en el segundo piso y la ventana da cabal allí donde el esta sentado, allí donde deja el tercer octavo y viera que me he quedado esperando a ver qué pasa con el octavo y a caso cree que llega alguien?. Nadie!. Pero el octavo cuando yo abro la tienda no está.

- Y a qué hora se va el?

- Cinco seis de la tarde. Mi hijo dice que no sea shute, que no me meta, que puede ser que sea una señal para alguien más. Mi hijo trabajó en el MP y dice que los que vigilan a la gente tienen muchas formas de pasar información por medio de señas, que se hacen los bolos o como que están locos mientras controlan a la gente para que no sospechen de ellos.

- Puede ser verdad, pero y si no?.

- A saber, pero sabe que es lo raro, que yo he visto que a veces abre el octavo y a veces no, lo deja nuevito, a veces solo desenrosca el tapón y lo deja así. Por eso puede ser lo que dice mi hijo. Pero saber. O tiene el chamuco dentro o se pasa de listo. Mientras me siga comprando no me importa.

- Pues si, la cosa es que no le suban otra vez al guaro…

- Cállese!. Dios me guarde.

Mario nunca supo qué pasó pero a los 15 días que le tocó de nuevo esa ruta, las persianas metálicas de la tiendita estaban cerradas.


7 comentarios:

  1. Manuel, qué bonita forma de contar la historia. Solo un comentario de forma, acordate de abrir los signos que cerrás después. Saludos y gracias otra vez.

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  2. Manu, me gustaba más sin el final, prefería cuando cada uno podía sacar sus propias conclusiones. Pero sigue siendo un cuento genial.

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  3. ¡Gracias por sus comentarios! Tienes toda la razón Fabiola, pondré más atención en eso. Ixmu, la verdad yo también lo hubiera dejado como estaba originalmente pero con tal de seguir la estructura de un cuento en el que se deben definir los personajes y darle un final pues no me quedó de otra pero la verdad fue muy a mi pesar...

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  4. Yo creo que podemos no ser tan rígidos...a mí, personalmente, se me da mucho eso de dejar los cuentos "al gusto del lector..." ¿verdad?

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  5. A mi parecer, concuerdo con Manuel que era necesario el "final" (cualquier cosa que hubiera sido escrita de último lo hubiéramos llamado de la misma manera), porque si no hubiera sido un diálogo sacado de alguna parte, no hubiera habido conclusión, y con la última oración se da un "cierre". Es cierto, los cuentos a gusto del lector son chileros, pero por ejemplo "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí" le da una conclusión a la historia, lo cual lo convierte en cuento. Muy diferente hubiese sido "-¡Buenos días!- dijo el dinosaurio." porque no da información del entorno ni de antecedentes ni da un cierre. Es cierto, una parte importante de un microcuento es el título y con eso haríamos muchas cosas pero eso lo podríamos hablar otro día. En realidad lo que yo digo no es académico, no me hagan mucho caso, es para continuar con la discusión. Comentario adicional: qué horrorosas están las letras que dicen el mail de martesadas al inicio y el dibujo del calendario del lado, estaban mejor las anteriores :D

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  6. Ah, y sobre el cuento, un diálogo muy bien logrado, bastante fluido e interesante, se nota que seguís bien las "reglas" para escribir una conversación lo cual lo deja bien presentado y pulido.

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  7. Muchas gracias Quique, ahora cuando estoy leyendo algún libro le pongo atención a cómo estructuran sus diálogos para tratar de no hacer cualquier disparate. Saludos a todos!.

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