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La Llamada

La Llamada
(Por Olga Galvez)

Si tan sólo nunca hubiera hecho esa llamada… Esa llamada, ese nervioso marcar de los números, ese nanosegundo que me llevo marcar send me cambió la vida con un antes y después de ella.
Siempre me he considerado un tipo derecho, honesto, sincero, pero ahora cada vez que me miro al espejo no me reconozco, no hay nada vagamente familiar en mí, si hasta me duele la piel, detesto ser esta persona sin juicio, sin fuerzas, sin huevos cuando se trata de ella. Grabo en los pedazos que quedan de mí la asquerosa culpa que siento después de verla, en los pocos momentos que tengo uso de razón, y trato de recordar que ese sentimiento de náusea me muerde por dentro. Muchas veces había jurado –a nadie realmente- dejarla, se lo había propuesto, incluso en su mente lo había logrado, pero ella sólo necesitaba tronar los dedos para que se olvidara de todo. Ojalá alguien pudiera estudiar la conexión que había entre esa llamada de ella y mi inmediata e irremediable pérdida de conciencia. Y otra vez la tenía, la poseía, según yo la seducía, pero el seducido era yo, dejando el control de mi vida en sus hábiles manos, tonto iluso que vivía en esa realidad alterna, en una fantasía que había creado en mi mente, donde ésta doble vida estaba justificada por un sinfín de motivos pálidos e inválidos.
Lo que más amo de ella, es justo lo que más odio. Ella saca lo mejor de mí, sólo para luego mostrarme lo peor de lo que soy capaz. Cada encuentro era agotador, extenuante, me dejaba sin aliento, medio vivo, con pedazos de alma arrancados de raíz, pero siempre quedaba sediento de más. No puede uno sacar agua de un pozo seco, entonces ¿porqué ella sacia mi sed con esa agua salada?
Pero ¿cómo puedo terminar esto y seguir entero? Cómo le hago para dar este paso, si mis pies se rehúsan a caminar. No puedo, no quiero.
Suena el teléfono. Es ella. Ella y su caos. Caos que marca mi existencia, que me anega. Sigue sonando y me lacera. Mi mente se quema con los recuerdos, tiemblo de pensar en la pasión que conozco sólo en su cuerpo, Se lo que viene si contesto…No quiero pensar siquiera en lo que me espera si cuelgo. Toda mi vida se resume en dos teclas send o end

8 comentarios:

  1. aaaaa la sempiterna lucha entre la fuerza bruta del hombre y su débil fuerza de voluntad ante la sensualidad femenina...nada que hacer, guerra perdida...

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  2. mmmm ¿será? quisiera ser ilusa y pensar que logró marcar "end"...

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  3. todo puede ser...tal vez juzgué por lo que yo haría...

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  4. Me gusta la manera en que planteas esa eterna lucha entre la razón y la pasión.

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  5. Gracias, pero ni yo me creo que gana la razón...

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  6. Admiro la forma tan sutil en la que usted encarno el genero opuesto, sin duda lo hizo bien, el genero masculino tiende a la obsesion cuando de instintos se refiere.

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  7. Me alegra que estés probando más colores. Este es el que me ha gustado más de todos los tuyos.

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