variopinto

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Llegó asustado

Llegó asustado
(Por Lester Oliveros R.)

Estaba allí queriendo pasar inadvertido viendo las carteleras del cine Capitol. Eran las seis de la tarde. El cielo se iba poniendo gris en esos degrades que vuelven las calles un dibujo a tinta china. Se imaginaba mayor por el solo hecho de estar pensando en ver una película prohibida. Emanuelle, leyó y repitió su nombre mentalmente muchas veces. Vio el afiche y encontró la imagen de una rubia sentada en una silla de un alto respaldo de mimbre. Fantaseó. Caminó decidido escondiendo la vergüenza. Pagó apareciendo en la ventanilla con una actitud de hombre mayor. Subió las gradas sosteniendo la respiración, sin ver a ninguno de los que subían, como el y entraban por una puertecita roja. Adentro todavía estaban encendidas las luces. No sabía como actuar, qué hacer. Vio que eran pocos en la sala grande. Se oía, en el silencio tenso, el rechinar de las butacas ante la impaciencia. Apagaron las luces por fin. Todos se acomodaron. Vio la imagen de una mujer masturbándose en un camarote de barco. Era la mujer del cartel mujer completamente desnuda seduciendo a todos y multiplicada en tamaño. Hablaban en francés y los titulares se apreciaban borrosos. Un grupo de marinos la observaban. Uno de ellos se adelantaba y empezaba la escena erótica en la cara de placer de la mujer. El marino negro la posee sin ponerle atención a ninguno de sus compañeros. La mujer llama a uno más y empieza el juego de repulsión y atracción insaciable. Otro marino se adelanta y la escena termina en un acercamiento del rostro fuera de si de Emanuelle gimiendo de placer. Puede sentir como su corazón palpita de emoción. El se imagina siendo otro marinero. Advierte que algunos encendieron sus cigarros. Pero todo sigue oscuro y sólo puede ver el humo subiendo lentamente. Fantasea de nuevo con una mujer llegando lentamente desde la puerta enseñándole su escote y desnudando sólo para él un muslo deseable. Se empieza a acariciar hasta sentir que la mujer, Emanuelle, que ahora está en una tina con el, imagina que el es el amante, y hace su primer esfuerzo sobrenatural por creerlo completamente, por sentir que esta a punto de hacerlo con ella y llegar al centro de todo lo que desea. El milagro se hace y logra eyacular en silencio, sin llamar la atención, viendo las torrecitas de humo desplomarse frente al invento de la desnudez completa. Salió en busca de una mujer de verdad.
Lo demás, era curiosidad. Quién de todos esos tipos que se escondían entre las butacas podría reconocer que estaba jugando a hombre grande.

5 comentarios:

  1. ¡Bienvenido Lester! A mi gusto muy bien escrito, creo que encajaba más en la temática de la semana pasada (Seducción) pero lo importante es que nos permites apreciar tu trabajo.

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  2. Emanuelle, no pocos nostalgian por esos clásicos del porno ahora en la era del internet. ;-)

    Interesante. Bienvenido.

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  3. Gracias: el cine porno como esas fantasías que presentaban en el cine Doral y en los Capitol, en frances o italiano, con tramas y dialogos entretenidos, eran interesantes peliculas. Este personaje ve una pelicula perturbadora antes de su cita en una esquina con alguna desconocida. Fue leído en el Gran Hotel el dia martes 24. Saludos, gracias por la bienvenida.

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  4. Bueno maestro hay que seguir jugando a hombre grande pues.
    Salud.

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