variopinto

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Primera Impresión

Primera Impresión
(Por Lucía Escobar)

Era su única oportunidad, la de oro, la que marcaría el resto de su existencia. Así que ese día, Julianna lo tomó todo con calma, durmió media hora más después de que sonó el despertador, dedicó un buen rato a desperezarse en la cama y tomó un desayuno de reina con café cargado recién molido, mucha fruta y variedad de quesos.

Dedicó casi toda la mañana a la rutina del baño y la belleza. Cada poro de su piel olía a limpio y estaba perfecto, sin pelos y suave. Los espejos le devolvían su imagen fresca y juvenil, elegante y agraciada. Llamó a su mejor amigo para que le ayudará a buscar el vestuario que necesitaba. Esa noche todo debía salir perfecto, y eso sólo se lograría si trabajaba en equipo con alguien tan experto en moda, como él.

Joshua apareció rápido con una maleta que sería la envidia de cualquier Barbie, llena de accesorios finos, pinturas y perfumes. Ese neceser tenía todo lo que una mujer necesitaba para volverse hermosa y había sido imprescindible en los años de las fiestas de quince y la época de las discos.

Pasaron “chambreando” y jugando a cambiarse de ropa parte de la mañana y luego pidieron pizza y ensalada. Julianna siempre repetía aquello de almorzar como princesa para poder cenar como mendiga. Aunque esta noche, claro que comería, no quería quedar como una anoréxica enferma y loca por la apariencia. Repasaron juntos los temas de conversación apropiados para esa noche, se decidieron por un vestido nada sexy, mas bien discreto y casi sobrio pero que resaltaba la fuerza de sus caderas y lo firme de sus piernas. Escogieron los pendientes de perlas de la abuela, apostando por lo clásico y decidieron que no llevaría collar ni gargantilla, ni pulseras para no pecar de presumida ni vacía.

Esa noche, cuando José Roberto pasó a recogerla para presentarla ante su madre, Julianna estaba radiante y segura de que dejaría una primera buena impresión en su futura suegra. Y que los temores del hijo de mami, se desvanecerían por completo al recibir las bendiciones y el visto buena de Doña Ileana Torrebiarte.

Pero la primera impresión de la señora de la casa, no fue lo que esperaba Julianna, ni mucho menos su asesor de imagen. Tampoco fue lo que había imaginado el hijo, ni lo que esperaban los amigos. Fue algo inesperado, el poder de seducción de Julianna había sido tan eficaz, tan certero, que en lugar de lograr que Doña Ileana la aceptará como suegra, lo que consiguió fue algo que nadie esperaba. A sus sesenta y cuatro años, la matriarca de los Torrebiarte salió del closet, se declaró lesbiana y se abalanzó contra la novia de su hijo, veinticinco años menor que ella.

Eso fue un escándalo y por supuesto la boda y el noviazgo se cancelaron.

5 comentarios:

  1. jajajjaja ese si fue un final inesperado...me imagino a la pobre Jiulianna huyendo de la doñita...muy bueno Lucía!

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  2. Cómo me gusta le palabra "neceser", jaja. A mí se me hace que ese no era el final sino que la chava se quedaba con la mamá del novio...

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  3. Al igual que Quique me encanta la palabra neceser...mi mamá tenía uno y yo cuando niña me moría por abrirlo y jugar con todo y soñaba que cuando fuera grande iba a tener uno igual. Ahora que soy grande ya ni existen. Muy buen final.

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  4. Me da mucho gusto ( + de lo que las palabras expresan ) leer algo tan inesperado y audaz.

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  5. Me quedé picada y me gustaría leer más sobre cómo se llevó a cabo el encuentro, qué sintió la nuera y cómo fue el escándalo. Ah, y también si se quedaron juntas nuera y suegra. El siguiente capítulo a la misma hora y en el mismo canal?

    Siempre es lindo leerte, qué bueno que encontraste tiempo de nuevo.

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