variopinto

variopinto

SUEÑO EN SUENOS

Sueño en sueños
Olga Contreras
La bahía de mis sueños estaba incompleta. Faltabas vos y al fin te llevé. Desde hace tiempo quería soñar ese sueño, pero no se daba y a los sueños no les gusta que los fuercen, que los apuren pues pierden ese encanto peculiar.
La bahía de mis sueños está sólo ahí: en sueños de lo que presumo fue una vida pasada o una  reencarnación por venir. Conozco cada detalle de esa bahía. La parte norte con área montañosa y rocosa a la que casi nunca voy; la pequeña ciudad de encanto artesanal y llena de pescadores y de bullicio familiar,  y la parte sur que es mi preferida, por eso te llevé ahí, para que vieras que tengo razón y que las azules aguas cristalinas son del mismo tono de tus ojos. El lugarcito que queda alrededor de la viejísima araucaria gigante tiene el mejor café del lugar y también el mejor atardecer. Te veo en medio de mi sueño y todavía no me lo creo, toco tu pierna, tu mano, tu rostro, tu boca. Te miro, te absorbo en mis retinas, mis neuronas esculpen cada detalle de aquellos segundos, o tal vez sean horas, quien sabe. Puedo sentir el olor salitroso que se mete en mi piel, puedo sentir tu olor a recién bañado y me lo trago de un sorbo para reconocerlo cuando sea necesario. La plática como siempre nos lleva de todo a nada, pasando por lo inmortal y lo vano y tus carcajadas resuenan en mi corazón haciendo eco de mi amor. Los últimos rayos del sol encienden el cielo de la parte norte de mi bahía y trato de comerme los colores para saborearlos después en un día gris que los necesite.  La suave brisa se vuelve cada vez más fría, finalmente me abrazas abarcando más allá de mis fronteras y me aprietas contra tu pecho, que reconozco como mi origen. Con el rabo del ojo veo como la luna va apareciendo y con sus rayos desvanece mi sueño deshojándolo con mucho cuidado para que no se rompa; deshilándose siento cómo se desgarra  el tiempo y  el espacio  y se me escapa de a poquito el mar de tus  ojos, tu olor, tu pelo ahora alborotado, tus brazos, tu dulce aliento.
Despierto. La luna de la bahía y de mi realidad me sonríe a través de la ventana, me anima a seguir encontrándote en este mundo y en el otro hasta que podamos coincidir –aquí o allá, qué importa - y finalmente poder soñar, sin interrupciones ni despertares.

7 comentarios:

  1. Un cuento poético de lo más rico para leer, la forma en que lo escribe es simplemente perfecto. Muchas gracias Olguita!.

    ResponderEliminar
  2. Hola Olga, me gusta el tiempo que te tomas para describir el espacio-tiempo, ubicándonos en él. Tan bello, como ustedes dirían. La luna aunque da aliento, no deja de ser un elemento que chafa el sueño, pero....los sueños, sueños son, así dijo el poeta ¿no?. Gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
  3. ayy Olga, como va usted volviendose poeta cada cuento nuevo...¿publicamos?

    ResponderEliminar
  4. Cuando quiera amiga, para mñi sería un honor.

    ResponderEliminar
  5. Insisto, te queda bien la prosa poética o la posía prosáica? Mejor dicho el cuento con mucha poesía ;)

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Me gustan las metáforas: "te absorbo en mis retinas, mis neuronas esculpen cada detalle de aquellos segundos"... Muy bueno!

    ResponderEliminar