Carta para un mal amor
(Por Olga Contreras)
Los últimos días han sido muy difíciles para mí. He estado en un proceso de terapia bastante extenuante desde hace meses y llegué a un punto clave. Para poder dar el próximo paso debo hacer un alto, cambiar muchas cosas, patrones desviados. Tengo que dejarte. Quiero cambiar, debo cambiar. Escribo esto en lugar de verte cara a cara como lo merecerías, primero, no me atrevería a hacerlo, te veo y me olvido de mí misma; segundo, bueno realmente no hay segundo punto, es eso: soy cobarde, soy débil. Mi amor, mi pasión, mi deseo por vos no me dejaría. Nada de esto es culpa tuya, quiero que quede claro.
Dejarte…la palabra resuena en mi mente que la entiende, la acepta, pero no mi alma. Mi alma no comprende, la rechaza, la reprueba cual maldición gitana. Dejarte, para salvar mi matrimonio, mi propia vida, eso recomienda el psicólogo, cómodamente sentado escribiendo quién sabe qué cosas en su cuaderno ¿Cómo puede mi cuerpo vivir sin su razón de ser? Cómo poder separar mi cuerpo del tuyo si durante veinte años se han hablado, se han comprendido, se han complementado, si ya no se sabe dónde comienza uno y donde termina el otro, si ahora sólo disfruto si te tengo dentro mío, llevándote en esos instantes de absoluto éxtasis mi pena, mi dolor, mi tristeza.
Aunque esté cansada, sedienta, confundida, deprimida y si bien a veces los pasos ya no saben su camino, la meta se mantiene fija, está tatuada en mí ser: vivir contigo, junto a ti, para ti, por ti…
Podría citar segundo a segundo, escribir relatos enteros sobre cada uno de nuestros encuentros, desde el primero al último, todos furtivos, secretos, llenos de emoción, lejos del mundo que nos juzgaría sin entender, sin saber lo que he conocido a tu lado: la pasión animal, enferma, bastarda, que me abraza y me ata a ti, a tu sabor, a éste morbo.
Decirte adiós es como querer hacer un milagro sin tener la más mínima fe. Para poder decirte adiós necesito arrancarme de raíz cada célula infectada por ti. Te has convertido en la fuerza de mi sonrisa, el motivo de mis pasos, el aire de mi vida, en el antes y después de vos. No puedo ni quiero olvidarte, no hay fuerza humana ni sobrehumana que me obligue: eso sí que quede claro, necesito tener para mí los recuerdos por lo menos, tu tez morena, oscura como mis deseos e inclinaciones cuando se trata de tenerte, aliento dulce a fresa silvestre, tu cuerpo perfecto, adecuado a mis pasiones, hecho para mí, que fue y será mi tentación, causa perdida. Tu piel suave, donde me he gozado, me he perdido, me he encontrado. Mi forma de amarte que me cambió el sentido, la razón, la vida, el pasado, el futuro. Mi grito espasmódico al final de cada orgasmo me ensordece. No sé cómo me metí a esto, no sé cómo salir de esto, pero entré con los ojos abiertos, según yo con plena consciencia, sin justificaciones, sin dudas, sin esperanzas…por eso mismo me sorprende que no conciba mi día sin vos. ¿En qué momento dejé mi vida y te la entregué sin que me la pidieras y cómo la recupero ahora? Me olvidé de todo menos de vos. No es como que deba empezar “de cero” mi vida, pero voy a comenzar debiéndole al corazón. Nunca me voy a arrepentir de lo vivido con vos. Valió la pena. Me duele más porque es una decisión propia y me siento puro átomo separado -no sé si es una buena comparación- entre lo que quiero hacer y lo que debo hacer. Sos el mejor amigo que he tenido, nadie -ni hombre, ni mujer, ni quimera- me conoce como vos, con nadie me he mostrado así como soy. Ni siquiera estoy segura que funcione, que sirva para algo, pero se lo debo a mi marido y a mí. No se tampoco si él va a regresar conmigo o no. No sé si voy a poder hacer algo de lo que diga en esta carta.
Una gran parte de mí está muriendo, mientras escribo éstas palabras. Escribo y leo lo que escribo y lloro y aún así espero, deseo, quiero volverte a tener. Realmente estoy enferma. No te extrañe que en dos horas o dos días, dos meses, dos años, cambie de opinión y te suplique volver.
Adiós mi amada barra de chocolate negro, cremoso, dulce…mañana lunes comienzo la dieta.
Bonito cuento.
ResponderEliminarAhora un Spam:
Jóvenes, a ustedes que les gusta la literatura, los invito a visitar este sitio:
http://www.unarevistaliteraria.blogspot.com/
Los felicito, su sitio es muy interesante.
Saludos
Olga, que buena carta. No se si entre como un cuento o con la estructura formal de un cuento pero lo que si es cierto es que toma de la mano al lector y lo va llevando por una serie de sentimientos que sin duda pueden perfectamente ser aplicados a una persona y que si podrías volver un cuento poniéndole los elementos. El final es simpático aunque creo que en algún momento uno se hace la pregunta, ¿Con qué irá a salir? jajajja. Me gustó.
ResponderEliminarMe gustó la idea del romance con un chocolate. Pero creo que podrías sintetizarlo un poco ya que es un poco dificil de leer.
ResponderEliminarPero tiene mucho potencial.
Gracias Ixmucane, de hecho sí fue concebida como una carta, pero era muy densa y la quise hacer más liviana con ese tema de la obsesión por la comida que llega a ocupar el espacio y el valor de un romance y ha de ser terrible poder salir de algo así. ¡Toco madera!
ResponderEliminarEste es el que estabas comparando con los Puentes de Madison County???? JAJAJAJAJA
ResponderEliminar????? yo nunca he comparado mis cuentos con esa pelicula...
ResponderEliminar"Papa" por un momento me sacaste lo Villatoro...no, los cuentos que te dije son "Arroz con Pollo" y "El Encuentro", los encontrás aquí mismo. Vos deberías escribir aquí primo.
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