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El feo de la promo

El feo de la promo
(Por Edy González)

¡Ala puta! Otra vez sin dormir. ¿Qué estará haciendo? Seguro ya está dormida ¿o tal vez estará pensando en mi?... ¡no creo! ¿Cómo va a estar pensando en alguien como yo? Mañana que la mire le voy a decir lo bonita que es, pero ¿para que? ¡Eso ya lo sabe! Se lo dice todo el mundo, mejor le digo lo inteligente que es, pero ¿para qué? Si ella es la abanderada… ¿Qué no sabrá? - Así pregunta tras respuesta, Renato fue quedandose dormido obsesionado o enamorado de una tal Linda, joven de tez blanca, cabellos de noche, ojos de miel, glúteos convexos, abdomen cóncavo y livianos anhelos. Así le gustaban a Renato que fueran: bonitas, inteligentes, pero no superficiales.

En clase, mientras el profesor de química hablaba, Renato sólo pensaba. ¿Por qué a un feo como yo tiene que gustarle alguien como ella? ¿Por qué no mejor me gusta Silvia? ¡Esa pisada si me corresponde!...no, pero está bien fea la cerota, ¿Por qué Dios hizo feos y guapos? Pero ¿por qué no dividió los gustos también? Así guapos con guapas y feos con feas, sin tanta mierda, yo estaría feliz con la Silvia, pero no ¡el chucho quiere carne y no desperdicio! ¿Qué putas estoy pensando? ¡Si yo también soy desperdicio!. Así enredaba sus pensamientos Renato, ignorando las palabras del profe e imaginando utopías estúpidas.

Un día, mientras leía un articulo en la revista Selecciones, se inspiró y por fin esas revistas populares de burdo contenido lograron inspirar a alguien: ese alguien es Renato y con nueva motivación carga su baja estatura, su tez morena, sus labios gruesos y su cara adornada con espinillas, las junta y las apuñusca en el bolso de una nueva empresa llamada gimnasio. En cada mancuerna levantaba el peso de un sueño, dilataba los músculos y se acercaba cada vez más a una realidad.

Un día en la fila para comprar en la tienda, Linda y Renato se toparon -era el momento- con sus sueños a cuestas se dispuso a descansar su mente y corazón…

-¿Sabe Linda? Hace mucho quería decirle y que conste que se lo digo sin esperar nada, ni respuesta ni nada, sólo necesito decírselo, es algo suyo que yo llevo conmigo-

Con los ojos bien abiertos y derramando miel, Linda le vio atenta, mientras Renato continuaba…

-Es simple, sólo quiero decirle lo hermosa que es, lo hermosa que me parece, cuando la veo sé que Dios existe, sólo su pincel pudo darle forma – lo decía con voz firme, segura, pero con las entrañas bailando dentro – ¡Es tanta su belleza, que me obliga a exclamarlo!-termina de hablar y sin esperar reacciones, abandonó la cola, se refugió en el aula vacía pero caliente de tanta emoción. No lo entendía pero se sentía mejor, se sentía liviano como después de confesarse, ya nada más importaba, podía morir en paz. Esa noche Renato como siempre no podía dormir, pero cuando durmió fue en paz. A la distancia Linda daba vueltas a su cabeza tratando de descifrar aquel extraño encuentro, no entendía su intención, nunca nadie le había dicho eso.

El quinto bachillerato estaba por ser historia, entonces todos dispusieron hacer una despedida en el puerto en casa de uno de ellos. Todos festejaban, todos eran felices, por fin en la brecha del éxito ya Renato solo pensaba en la “U” y en el gimnasio. Había pospuesto sus sueños con Linda, ese día sólo quería reír y convivir con sus cuates. La noche los envolvió, la cerveza se consumió lo único que quedaba eran botellas vacías y ganas de continuar…

-¿Quién va a traer más chelas?-preguntó alguien.

-Que vaya el Renato, es el único que no chupa… Simón ¡que vaya por hueco! - alzaron la voz todos.

Sin más remedio asintió con un gesto y pidió el dinero.

-¡Que se lo dé la tesorera!- dijeron.

-No, mejor que lo acompañe, porque en estas tiendas no dan recibo, así nos evitamos malos entendidos.

Ala gran! Yo no quiero ir -dijo Linda, la tesorera.

-Aquí esta cerca la tienda hombre ¡no sea mala onda!

A regañadientes ambos fueron a buscar las chelas. De camino hablaban de cosas sin importancia impidiendo intencionalmente el “tema aquel”. Caminando, el calor húmedo penetraba el cuerpo. Renato con su gruesa camisa polo empezó a sudar y sin pensarlo se despojó de ella. Linda sin querer extraviaba los ojos en aquel que veía como ajeno, aparte, en otra categoría. Los juegos de luz y sombra conspiraban a favor de Renato, alzando sus músculos y mimetizando sus defectos: ésa fue la chispa, el detonador, el gatillo que desató en la mente de Linda cataratas de reacciones químicas que le hacían ver a Renato ahora de otra forma.

Entrada la madrugada, todos habían caído, Renato fumaba un Payaso tumbado boca arriba viendo las nubes correr, Linda ansiosa y sin ojos que la juzgaran se acercó a Renato y entabló conversación. Renato sorprendido pero disimulando le llevó el hilo, palabra tras palabra se fue construyendo una situación, un momento, donde los únicos posibles eran él y ella. El agua empezó a caer con gruesas gotas, truenos y relámpagos ahogaban todo ruido, corrieron a buscar refugio en el cuarto de herramientas, donde una luz tímida alumbraba un rincón. Encendieron una pequeña radio que el guardián tenia allí y siguieron hablando bajo el torrencial.

Ya sin cigarros y con todos los temas gastados, Renato olió en el aire que era su momento, tomó de la mano a Linda, le dio un pequeño jalón y empezó a besar sus labios con tal delicadeza que cada beso solo hablaba de amor. Linda abrazó su espalda aún desnuda, mojada de sudor y lluvia, sus suaves palmas se perdían entre aquellos firmes músculos. Renato encendido por el tacto, insinuaba quitar sus ropas, sin atreverse totalmente, más no fue necesario, Linda delatada por sus gemidos, se quitó lo que al momento le sobraba. El paladar se hizo dulce, los cuerpos se hicieron lisos, el olor se hizo excitante, la lluvia retenía los gemidos, los relámpagos resaltaban dos cuerpos entramados; sin haber tomado parecían embriagados y le mostraban a Dios su creación, ambos sexos se fundieron, hasta que Renato con un ronco gemido derramó su semilla en Linda. Los cuerpos desnudos se estacionaron, las bocas se separaron, todo estaba consumado, sólo jadeos eran el resultado.

Entrelazados, Renato no la quería soltar pero ella ya satisfecha podía pensar y pensaba que alguien podría entrar, a Renato eso no le importaba, más no había remedio. Al vals de una salsa que se desprendía de aquel radio ambos recogían sus prendas y cubrían sus cuerpos. Renato notó vestigios de inocencia en su ropa. Linda lo hizo también pero nadie dijo nada. Ese día Renato logró el cuerpo de Linda y Linda por su parte robó el alma de aquel virgen Renato. Ambos regresaron sin decir palabra alguna. Las noches siguen apretadas para Renato, pero también lo son para Linda, quien lleva tatuado en su cuerpo la inocencia de aquel feo de la promo…

8 comentarios:

  1. ¡¡AYYYY lo romántico de la primera vez!!
    Me gustó mucho el fraseo: "livianos anhelos", "pregunta tras respuesta", "se quitó lo que al momento sobraba" y el lenguaje coloquial. Es el que más me ha gustado suyo. Pienso que ha mejorado mucho y que éste estilo le queda bien. Personalmente (cosa mía) me gusta cuando todo está escrito en presente o todo en pasado, pero no le quitó "puntos".

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  2. Me gustó. Y coincido con Olga. Se nota que este cuento lo revisaste. Felicidades.

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  3. Gracias Manel por leer y tomarte el tiempo para comentar.
    Olga: Seguro lo que le gusto fue el tema, los amores imposibles siempre son muy románticos!! Gracias por leer, gracias por comentar, gracias por su tiempo.

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  4. Igual gracias a ustedes por comentar. Amores imposibles, otro tema paa martesadas.

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  5. Edy: Aunque todavía hay errores de tildes diacríticas y uno que otro de puntuación, la mejora en ese sentido ya es tangible, así que te felicito doble, porque además la narración fluye bien; cuando lo vi tan largo me intimidó y al leerlo se me fue rápido sin aburrirme. Un par de dudas sí tengo: ¿si no son superficiales, qué son livianos anhelos? ¿en las casas del puerto hay cuartos de herramientas?

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  6. Juan: Gracias por leer y escribir.
    Livianos anhelos= superficiales; así le gustaban a Renato que fueran, bonitas pero" NO" superficiales, es decir, repito el concepto ( segun yo) para remarcar que Linda era superflua.
    Cuarto de Herramientas: Al escribirlo tenía en mi mente una casa a la cual visito mucho, el problema es que la visito aquí, por tal motivo eso se leyó muy jalado. Gracias por tu aporte mano, muy agradecido.

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  7. La idea me gusta, pero el desprecio por la otra chica ("¡Esa pisada si me corresponde!") hizo que no simpatizara con el personaje. Pero la historia está muy bien estructurada.

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  8. Desgraciadamente así piensan los patojos: ayer, hoy y siempre...Pero Renato me parece de lo más tierno en el fondo. Y en las casas del puerto (de acá) sí hay casas de herramientas que es donde están las bombas de la piscina. Cacho incómodo, me imagino.

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