Maltripiado
(Por Tania Hernández)
Le llamaba con orgullo “mi modus operandi” y consistía en fijar con una mano las muñecas sobre la cabeza de la muchacha, y con la otra ir arrancando cualquier impedimento textil, generalmente de algodón, que se le pusiera en el camino.
- Quieeeta, tranquiliiita - les decía - no intentés zafarte, porque solo te vas a lastimar.
Luego les buscaba el miedo en los ojos. El miedo que era a la vez medio y fin, alimento para su excitación, cuerda para sujetarlas. Por más ariscas que fueran, por más resistencia que presentaran, siempre lograba que les temblara la mirada.
Pero los ojos de Soledad no temblaban. En lugar de miedo, había un vértigo profundo, habían dos alambres de púas, había certeza, había odio. Ahora el miedo estaba del lado de Pablo. Quiso cerrar los ojos, para ahogarlo, pero no pudo. Esta vez era él quien estaba atrapado, inmovilizado, hipnotizado.
nunca más, nunca más
Las palabras, salían de los ojos de Soledad y se volvían sonido interior que rebotaba, interminable y dolorosamente, de una esquina a otra, en la cabeza de Pablo.
nunca más, nunca más
La mano que antes había subido el camisón, ahora estaba pegada al pecho de la muchacha. No podía moverse. Al grito que quiso dar no le fue permitido salir de su boca, porque las palabras, que habían invadido su cerebro, bajaban hasta su garganta, bloqueándola. Por fin logró soltar las manos, dio un salto hacia atrás y, perdiendo el equilibrio, cayó estrepitosamente al suelo. Ella, entonces, se sentó en la cama. Su camisón blanco, milagrosamente intacto, le hacía parecer una sacerdotisa ancestral, aún más cuando, pronunciando frases ininteligibles, elevó entre sus manos algo que parecía ser un corazón. Pablo se llevó insitintivamente las manos a su pecho. Su mirada estaba clavada en el objeto vivo al que Soledad, muy lentamente, le daba vuelta como si fuera una prenda de vestir antes de ser lavada. Un dolor intenso en el pecho le hizo cerrar los ojos y, en seguida, se desvaneció.
Despertó en su cama, alterado, sudando y con un extraño sabor en la boca.
– Puta, que viaje más grueso. Eso me pasa por comprarle crack a majes que ni conozco.
Se levantó como pudo, se lavó la cara y bajó a la cocina. Soledad ya había puesto a calentar agua para el café.
– Se rayó mi mamá contratando a esta pisadita – pensó Pablo al ver la redondez perfecta de unos glúteos que se erguían al final de un largo pelo negro, impecablemente trenzado. Pensó en “cogérsela” “ahora sí de verdad” en cuanto tuviera la oportunidad, pero el hilo de su pensamiento fue cortado abruptamente por una fuerte punzada en el corazón.
– ¡Maldito crack! – gritó. El dolor le hizo inclinarse sobre la mesa, presionando el pecho con las dos manos. Soledad se acercó, le puso una mano en el hombro y con voz suave le susurró – quieeeto, tranquiliiito – y se dirigió de nuevo a la estufa a servir el desayuno.
PS.
“Por eso es que, cuando una habla
Es con la voz de muchas que callan
Por eso es que, cuando una reacciona
Lo hace por muchas que aguantan y aguantan.”
Naik Madera
AAAAYYYY,totalmente erizada me dejaste...simplemente buenísimo.
ResponderEliminarbieeen crack, lo dejaste quieto
ResponderEliminarAyer en la noche lo leí y no lo entendí. Ahora lo leo y ya lo entiendo. Sin embargo es bueno que aun cuando no comprendía me provocó una sensación de miedo. Bastante fuerte, muy bueno.
ResponderEliminarSoledad, de víctima a victimaria, un cuento empapado de emociones y, que al final al contrario del sádico del cuento, deja al lector un sabor dulce, ya que la poción de Soledad fue la espada de la justicia, la cual todos anhelamos, como siempre un cuento con sustancia. Bravo!!
ResponderEliminarBuuuh, no finjan, sintieron meyo (alguno conoció a Chiquidrácula) jajajaja
ResponderEliminarGracias por los comentarios. Creo que voy a cambiar el título (aunque realmente me gusta la palabra "maltripiado" ;->).
¿Les confieso una cosa? Es rico escribir cuentos catárticos jajajaja
El uso del P.S. al final me gustó mucho. No se si sea porque hace un par de día leí un columna de Dina Fernández que hablaba cabalmente de eso pero realmente se siente.
ResponderEliminarDefinitivamente el que se haya vivido una situación parecida, en cualquier tema, ayuda a "pintar" con mayor fuerza. Me gustó mucho Ixmu.
Pregunta: El PS al final ¿qué significa? prefiero preguntar y quedar como ignorante a quedarme con la duda.
ResponderEliminarOlga, le mando una definición que encontré en Wikipedia, me pareció clara. Saludos.
ResponderEliminarPost scríptum, del latín post scriptum, es una locución que significa "después de escrito", abreviado P. S. o PS. Se emplea para añadir algo posterior a un texto, cuando éste ya ha sido dado por concluido, siendo una alternativa a su corrección o enmienda. En muchos casos es intercambiable con la posdata (P. D., post data, después de la fecha), pero ésta tiende a reservarse a los añadidos al final de una carta.
Los motivos para preferir una adición a una corrección son diversos. Mientras los escritos se realizaban a mano o con máquina de escribir, la economía podía ser un motivo suficiente en muchos casos. En la era de los escritos electrónicos, cuando es tan fácil modificar el cuerpo del texto, el principal motivo que subsiste es conservar su forma original, preservando así las reglas del diálogo, sin renunciar a añadir algún dato o argumento. También se justifica esta fórmula cuando el autor desea incluir alguna información no relacionada directamente con el asunto principal del mensaje.
Gracias Manu, esa definición sí la sabía, lo que pasa es que no había visto su uso en cuentos. Tan chulo que se toma su tiempo para contestar!
ResponderEliminarGracias Manu, por referirte al artículo de Dina Fernández. No lo había leído. Qué fuerte! Para las víctimas es muy difícil, porque son nuevamente vejadas cuando tienen que enfrentarse a los exámenes, policías que no las toman en serio, jueces, etc. Mi intención aquí era, por una parte, decir que la violencia hacia la mujer (en este caso la empleada doméstica) no es algo normal. Y tu referencia es perfecta.
ResponderEliminarGracias también por explicar lo del PS.
Olga, lo que pasa es que este cuento fue inspirado en esa canción. Yo me lo imaginé como la música que queda después de que ha terminado la película, y que de alguna forma la complementa. Yo cada vez que pienso en este cuento, oigo en mi mente la canción. En este caso, después de lo escrito, un dato complementario que no es parte del texto.
Escalofriante, me gusto el uso del sueño, la brujería, la telepatía, la fuerza interior de la chava.
ResponderEliminarMe desconcierta que primero habla en primera persona, osea el narrador es el violador y luego se vuelve un narrador omnipresente, externo.
La canción de Naik... yo la pondría al principio hasta arriba o la metería en el texto como parte del cuento.. una radio que la suena..por ahí...o algo así..
Mil gracias Lucía. No había visto que el "sujeto tácito" del principio, podía ser "yo" o "él". Así que le pondré un Èl al principio para que se entienda. Y también voy a ver cómo le incluyo la canción en el cuento.
ResponderEliminarEs lo que me gusta tanto de estos ejercicios, que uno se da cuenta si se entiende o no la idea.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarFacebook me está maltripiando: ahora me parece raro no poder ponerle "Me gusta" a los comentarios, aunque no es´te metido en Facebook...
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